Un inconveniente era que esta carrera tiene como punto de partida el pueblo de Arnes, en Tarragona, ya lindando con Teruel y yo trabajo el viernes hasta las 11 de la noche. La salida era a las 7 de la mañana por lo que debía salir del trabajo y marchar directamente hacia allí y dormir en el coche. No me lo pensé demasiado y me puse a hacer la inscripción pero ya había finalizado el plazo. Envié un e-mail a la organización y aceptaron mi inscripción si la hacía ese mismo día. No lo dudé y la hice.
Así que el viernes por la noche, después de un día complicado en el trabajo, a las 22:15 (plegué antes dada la insistencia de mi compañera Mª José) salía de Monistrol de Montserrat en dirección Arnes. Llegué allí a las 12:45 aproximadamente y aparqué en el campo de fútbol junto a otros vehículos con más participantes. Después de preparar el coche me metía en el saco de dormir sobre la 1:30 de la mañana y las 5:30 sonaba la alarma del móvil. Me dirijí entonces a recoger el dorsal y la bolsa del corredor. La gestión fue rápida y enseguida volví al coche a desayunar y a preparar la mochila. Cuando hice la inscripción la previsión meteorológica era de una probabilidad muy baja de lluvias pero en los úlimos días había cambiado y anunciaban lluvias a partir de las 3 de la tarde.
Con todo preparado me dirijo a la zona de salida, paso el control de material y a las 7 de la mañana dan la salida puntualmente junto a los participantes de la ultra. Los primeros quilómetros son bastante asequibles por tramos de pista para pasar a senderos que sin tener un gran desnivel son un sube y baja constante. No me siento cómodo, noto mis piernas demasiado rígidas. Pienso que cuando empiece la subida de verdad me sentiré mejor. Aún así no paro de trotar en los tramos donde puedo. El camino va por bosques y a medida que ganamos altura el paisaje va cambiando y la roca va ganando protagonismo ante nuestros ojos. Después de una fuerte subida llegamos al primer avituallamiento. Antes de esta subida los participantes de la ultra se desvían y enfilan hacia el bonito pueblo de Besseit. Estamos en el km. 11 y llevo 1 h 50 min. Soy consciente de que no llevo un buen ritmo y que tardaré más de lo previsto. Pensé que en función de la distancia y el desnivel podría acabar en unas 12 horas pero mi ritmo era inferior y teniendo en cuenta que había hecho poco desnivel y que no me sentía nada fresco, mi marca sería sensiblemente peor.
Como, bebo y tiro para adelante. Ahora toca una fuerte subida hasta llegar a una zona de prados muy agradable para correr. En el avituallamiento anterior marcaba otro a 7 kms pero va pasando el tiempo y no llego. Como no llevo reloj no tengo claro si mi percepción del tiempo y los quilómetro es más o menos acertada. Desde esta zona alta nos queda el Mont Caro enfrente (al que no tenemos que subir) y finalmente empezamos a bajar aunque nunca del todo, ya que siempre hay tramos de subida y muchos cambios de dirección que hace que me sienta absolutamente desorientado. Me empiezo a desesperar por no llegar al avituallamiento. Llegamos a una urbanización y después de dar muchas vueltas llego al control. Para mi sorpresa estoy en el km. 23. Llevo 4h 10 min. El avituallamiento está muy bien surtido y como en abundancia y cargo bebida. El siguiente también lo marca a 7 kms y desde ahí hasta Pauls hay 14 kms. más.
El Mont Caro |
Todo este tramo (21 kms) lo hago sin pasar por ningún avituallamiento. El que anunciaba a 7 kms estaba sin provisiones. A las 12 más o menos empieza a llover, es una lluvia ligera y de momento no me tengo ni que poner la chaqueta. Las nubes rugen y la expectactiva ante todo lo que falta es poco alentadora, sin embargo sigo para adelante sin pensar mucho. Ensimismado en mis pensamientos, absolutamente solo, sin sonido alguno que no sean los propios de la naturaleza voy avanzando. Hay tramos muy duros de subida, senderos preciosos por bosque y zonas de roca y prados en las zonas altas. En estas se añade el peligro de la niebla. Hay que ir con mucho ciudado para no perder las señales ya que la visión se extiende a pocos metros de mis ojos y no hay senderos definidos. En algunos momentos, de entre la niebla, aparecen las siluetas de enormes vacas negras que en posición desafiante, con sus enormes cuernos, te hacen ir con precaución. Al llegar a ellas se apartan sin más, sin mirarte siquiera, con un absoluto gesto de indiferencia. No paro de subir y bajar aunque mi mayor preocupación sigue siendo la niebla. Hace mucho tiempo que no tenía esta sensación de soledad. Es maravilloso. Bueno, tampoco lo puedo llamar soledad ya que me siento en unión con la tierra y con el aire. Hablo con los árboles, con las piedras y con las nubes, en largos diálogos sobre la vida, bueno sobre mi. Me siento estupendamente. Por fin, parece que el camino se decide a bajar con un poco más de valentía. Ahora sí que me tengo que poner ropa para la lluvia ya que esta arrecia. Me adelanta un corredor (por fin una presencia humana) y me comenta que deben faltar unos 5 kms. para llegar a Pauls. Poco a poco su silueta se va haciendo más pequeña hasta que desaparece. El camino ya si baja de verdad y por fin llego a Pauls (km 44). Vuelvo a comer bastante y cargo bebida, charlo tranquilamente con un corredor y con las voluntarias encargadas del avituallamiento. Llevo invertidas 9 horas y me faltan 21 kms. por caminos muy técnicos. No pienso en el tiempo, sé que la voy a acabar y punto. Así que me quito la chaqueta ya que ahora no llueve y tiro de nuevo hacia adelante con alegría y decisión.
Salgo de Pauls subiendo por las empinadas calles de este pueblo. Desde la parte alta de éste voy por pista en ligera subida hasta coger un sendero que ya no para de subir en zig-zag hasta el Coll de Gilaberta. El último tramo de subida es realmente explosivo para completar una ascensión de más de 600 metros de desnivel. En esta zona vuelve a aparecer la niebla y el sol hace un tímido intento de penetrar entre las nubes. Pienso, ingenuamente, que llegaré a Arnes con buen tiempo. Nada más lejos de la realidad. Bajando hacia el fondo del barranco las nubes vuelven a avisar de que no quieren darnos tregua. Llegando abajo, se perfila la silueta de las Roques d´en Benet y en unos instantes éstas sobresalen majestuosas y altivas. Sigo avanzando, subiendo y bajando y llego al último avituallamiento. Quedan 9 kms para la meta. El cielo está oscuro y vuelve a llover. Como algo y después de una breve charla y ya disponiéndome a salir la lluvia aprieta de verdad. Salgo igualmente y me encuentro bajo una lluvia torrencial. Le reprocho a las nubes su comportamiento y éstas me contestan con rayos y truenos. Me doy por vencido ante su poder y les doy las gracias. Al fin y al cabo hubiera sido peor en otra zona. Ahora voy por carretera y pistas. Pienso en lo que les queda a los participantes de la ultra. Como les pille esta lluvia por las zonas altas lo pasarán muy mal. Llego a un cruce y hay varios coches aparcados. Me preguntan si quiero abandonar pero les digo que no, que ya voy a acabar y que además no creo que ese forma de llover vaya a a ser eterna, en algún momento deberá aflojar. Me alejo de ellos imaginando los pensamientos que rondarán por su cabeza respecto a lo que nos mueve para seguir en esas condiciones. Yo me encuentro realmente bien, supongo que la subida de adrenalina, ante la situación de tener que llegar lo antes posible por pura suervivencia, esconde mi cansancio y siento mis piernas mejor que en todo el resto de la prueba. Después de unos 20 minutos de lluvia intensa ésta remite un poco. Estoy calado hasta los huesos y no me queda otra que seguir hacia adelante sin parar para no enfriarme demasiado. Al poco dejamos la pista y cogemos un sendero que nos llevará al río Estrets, una zona muy bonita de roca y en la que debido a las fuertes lluvias no para de bajar agua por todos lados. Aquí me adelanta un corredor, que va realmente rápido. Me sorprende verlo tan fresco y me pregunta que cuanto queda. Le digo que nos deben quedar 4 o 5 kms y enseguida lo pierdo de vista. Al día siguiente caí en la cuenta de que debía de ser el primer clasificado de la ultra y sentí una gran admiración por estos atletas tan fuertes. Seguimos por el camino que transcurre por el borde del río. Nos queda una sorpresa, en un momento las señales nos devían del camino y nos hacen atravesar el río Estrets. Con el agua por encima de las rodillas y notando su fuerza lo atravieso. Hay que ir con cuidado y los bastones me sirven de gran ayuda para ir midiendo la profundidad del agua. Una vez pasado este obstáculo ya enfilamos, por fin, en dirección Arnes. Veo el pueblo a lo lejos y calculo que me quedaràn un par de quilómetros. Llego a éste por carretera y cruzo la línea de llegada entre los aplausos del público. He tardado 13 h 35 min 48 seg, o sea que son más de las ocho y media de la tarde.
Roques d´en Benet |
Me cuelgan mi merecida medalla y me ofrecen comida y bebida. Se lo agradezco pero solo quiero ir a los vestuarios, ducharme y ponerme ropa seca. La ducha de agua caliente me sienta de maravilla y una vez cambiado, me monto en el coche y conduzco más de dos horas y media hasta casa. Llego a las 12 de la noche, muerto de hambre y de cansancio.
Tramo final por el río Estrets. Agua por todos lados. |
La verdad es que mi marca no ha sido buena. Hace no demasiados años creo que hubiera acabado en unas 11 horas pero aún así estoy muy contento por mi actitud y por todos los momentos y las sensaciones vividas.
Mirando las clasificaciones veo que he quedado en la posición 120. Detrás mío solo han entrado 6 o 7 corredores más. No sé cuantos salimos pero había 180 inscritos o sea que habrán habido bastantes abandonos. De la ultra solo han llegado 25 corredores. El resto han sido neutralizados. Creo que ha sido la mejor decisión dadas las circunstancias.