Nunca he sido un gran fan de los
grupos de rock españoles. Existen enormes músicos en otros estilos,
especialmente en flamenco y jazz, pero en el rock hemos sido limitados. La
verdad es que comparados con otras bandas inglesas y norteamericanas siempre me
han parecido que su nivel está bastante por debajo de éstas. Disfruté mucho la
época del Rock´n Ríos de Miguel Ríos pero habría que añadir que estaba viviendo
un momento muy dulce de mi vida. También me gustaron bastante Leño y Barón
Rojo. Del resto he disfrutado de algunos buenos temas pero mis gustos siempre
han tendido hacia fuera de nuestras fronteras.
Por eso, cuando vi que Gran Cañon
actuaban en Terrassa pensé que era una manera de resarcirme y de enfrentarme a
esos prejuicios. A priori, es una superbanda nacional, con lo mejor del rock
patrio. También encontré atractiva su apuesta de hacer versiones de rock de
toda la vida en un local pequeño. Creo que de esta forma los músicos darían
rienda suelta a sus emociones tocando temas que les gustan por el simple placer
de hacerlo.
La cosa empezó mal. La hora de
inicio del concierto era a las 10 y a esa hora ni tan siquiera habían abierto
las puertas del local. Estuvimos media hora en la calle esperando a que se
dignaran abrir. Me parece muy poco serio, muy poco profesional y una falta de
respeto a los asistentes, que por cierto se han gastado un dinerito en una
entrada. Después de entrar y dejar nuestros ropajes en el guardarropía nos
situamos cerca del escenario, pero aún tuvimos que esperar hasta las 11 para
que los músicos salieran al escenario. Estoy un poco harto de que ocurran estas
cosas.
El concierto empezó bien y me
pareció una banda con un sonido compacto, buenos solos de guitarra, una batería
potente, un teclado que le daba un buen toque a la banda y un cantante curtido
en mil batallas y con una gran personalidad en escena. Después de un tema de
Santana que creo que fue de lo mejor del concierto la cosa se torció. Y no
porque los músicos no pusieran ganas y el repertorio fuera malo. El problema
vino por el sonido. El técnico de sonido debió pensar que el volumen no estaba
lo suficientemente fuerte y decidió darle una vuelta más. El resultado fue un
sonido estridente, donde se escuchaba muy poco la voz del cantante y donde todo
vibraba. No entiendo como el técnico no se dio cuenta pero el caso es que fue a
peor. Optamos por irnos hacia atrás, a ver si con mayor distancia se escuchaba
mejor pero no conseguimos nada. Cuando tocaban algo más lento se escuchaba
mejor pero en cuanto sonaba toda la banda al completo la el sonido volvía a
empeorar.
No quiero transmitir la sensación
de que todo fue horrible. En realidad lo pasamos bien y hubo momentos donde
creo que la banda estuvo inspirada. Eso sí, el público estaba entregado de
antemano. Del repertorio recuerdo a Santana, Allman Brothers (Southbound), Eric
Clapton (Tulsa Time), AC/DC (Hight Voltage), Neil Young (Old Man) Whitesnake, The Band, Dr. John, Jimmy
Hendrix, Eagles y el clásico “Feeling Allright”.
En definitiva. Fue una buena
fiesta para disfrutar pero con los inconvenientes que he explicado perdió
mucho. Pudo ser una gran noche que se quedó en menos de lo que prometía. No sé
si es que con la edad uno ya encuentra demasiadas pegas. Y hoy todavía tengo un zumbido en mis orejas.