¿Qué es el coaching?
El coaching es un proceso de
comunicación, acompañamiento y guía, que realiza un coach (entrenador) para
ayudar a un coachee (cliente) a conseguir la excelencia (lo mejor de sí mismo),
en el marco de una alianza establecida entre ambos (entrenador y cliente) al
principio del proceso de coaching.
La Asociación Española de
Coaching, ASESCO. Define el coaching profesional como:
“un proceso de entrenamiento
personalizado y confidencial mediante un gran conjunto de herramientas que
ayudan a cubrir el vacío existente entre donde una persona está ahora y donde
desea estar. Es como una alianza entre coach y cliente, en un acuerdo entre dos
partes, donde se establecen los objetivos a alcanzar, la forma de llevar
adelante un programa, la agenda de trabajo y la evaluación de los resultados
que el “asistido” va alcanzando. Hoy en día, su práctica es accesible y
aconsejable a todas las personas que deseen obtener rendimientos en aspectos
tanto personales como profesionales. Es un proceso de fuerte implicación
personal pero no es una terapia…También podemos definirlo como una profesión
que consiste en acompañar a personas o grupos en la misión de alcanzar sus
objetivos.”
Características del proceso de coaching.
·
El coach sabe que las respuestas las
tiene el cliente, que cada persona es experta en su propia vida y que tiene los
recursos para conseguir aquello que desea.
·
El coach actúa como facilitador, asiste
al cliente para que pase del estado actual al estado deseado y le ayuda a
elaborar un plan de acción.
·
El trabajo del coach consiste en evocar
información, ser fuente de inspiración, poner luz allí donde no la hay y
focalizar… y todo esto lo hace, fundamentalmente, mediante el arte y la técnica
de “saber preguntar” unido al arte y la técnica de “saber escuchar” mediante
todos los canales perceptivos.
·
Coaching es acción: las metodologías
utilizadas se orientan siempre a objetivos.
·
El foco de atención son las soluciones
y, siguiendo esta dirección, se promueve el desarrollo de nuevas estrategias de
pensamiento y acción.
·
El coaching se proyecta hacia el futuro.
Beneficios personales.
·
Clarificación de objetivos, deseos y
valores.
·
Adquisición de mayor flexibilidad.
·
Descubrimiento de los propios recursos.
·
Responsabilidad ante los cambios.
·
Mayor coherencia.
·
Crecimiento personal.
·
Relaciones más satisfactorias.
·
Vida más equilibrada.
·
Aumento de la creatividad.
·
Compromiso con la vida que se desea
vivir.
·
Mejora la calidad de vida.
·
Etc…
Coaching y drogodependencias.
No existe diferencia entre la
forma de aplicar el proceso de coaching a una persona drogodependiente o a
cualquier otra persona aunque sí es importante el conocimiento de las
características de este colectivo. A grandes rasgos, una persona
drogodependiente en recuperación suele encontrarse en una situación de intentar
hacer cambios importantes en su vida pero lo hace más desde el deseo (muchas
veces poco concreto) que desde la acción. El coaching es una herramienta
pensada para la acción y por ejemplo es muy útil para conseguir objetivos en el
ámbito de cambio de hábitos o de actividades que requieran una constancia:
hacer deporte, estudios, buscar trabajo, etc. También lo es para cambiar
comportamientos insatisfactorios ante situaciones de la vida y que la persona
no es capaz de modificar.
En el libro de Alfonso Ramírez de
Arellano titulado “Coaching para adictos. Integración y exclusión social” se
hace la siguiente reflexión:
“Por una parte, dentro del
segmento de las personas socialmente integradas y con cierto poder adquisitivo
hay quienes se acercan al coaching como forma de mejorar su desempeño personal
o laboral. En ocasiones el éxito tiene un coste personal demasiado elevado,
sobre todo para algunos emprendedores y trabajadores autónomos. El coaching
persigue el éxito profesional pero también la integración personal. No se trata
de sacrificar la vida por los negocios, sino de poner los negocios al servicio
de la vida. Por otra parte, muchas personas desempleadas con diversos riesgos o
grados de exclusión social necesitan disponer de una herramienta que les
permita mejorar sus posibilidades de integración sociolaboral más allá de la
suerte de una bonoloto o un cambio de ciclo económico. Ambos grupos pueden
beneficiarse de un proceso de asesoramiento personalizado que combina la
búsqueda de recursos propios, la reflexión sobre sus barreras personales y la
adquisición de determinadas adquisiciones instrumentales. En ambos casos se
propone un mejor conocimiento de las capacidades y las limitaciones personales,
una mejor administración de los recursos, la clarificación de los propios
objetivos y la adopción de una actitud coherente con esos valores: proactiva,
sostenible y responsable. Son procesos de acompañamiento personalizados y
buscan la optimización de los resultados respetando lo que cada persona
entiende por ello.”
Destinatarios.
Los destinatarios serían personas
que ya han superado la fase de desintoxicación y de deshabituación y se
encuentran en un proceso de rehabilitación y de reinserción social. De todas
formas, y siempre en coordinación con los terapeutas responsables se puede
ampliar a otros usuarios a los que le pueda ser útil. Quedan descartadas
aquellas personas con una patología psiquiátrica importante ya que el coaching
requiere un importante trabajo personal, compromiso y acción.
Además, en función de las
necesidades de la entidad se puede ampliar este servicio a familiares de
usuarios e incluso a los profesionales del recurso, tanto a nivel individual
como de forma grupal para mejorar las distintas áreas de trabajo.
Objetivos
El objetivo de aplicar el
coaching en personas drogodependientes es el de conseguir, en coordinación con
los terapeutas, que los usuarios tengan un recurso adicional al margen de la
terapia de la que ya son beneficiarios. Este recurso les puede proporcionar, en
un tiempo relativamente corto, ayuda para centrarse en objetivos concretos y
específicos o en algún aspecto de su vida que puedan mejorar.
Metodología
El proceso de coaching se divide
en 5 fases:
Confianza +
Contexto actual.
En esta primera fase es
fundamental conseguir la confianza del cliente. Esta se logra a través de la
empatía, es decir, comprendiendo y aceptando al cliente tal como es, sin
juzgarle ni criticarle. A partir de aquí el cliente explicará cuál es su
situación actual y cuál sería el estado deseado. En este punto es importante
que quede claro que el coach ha entendido al cliente correctamente. Para ello
utilizará la recapitulación, es decir, hará un resumen de lo que el cliente ha
dicho para que éste vea que ha sido entendido. A partir de aquí se intentará
definir un objetivo claro, concreto y específico que nos ayude a alcanzar el
estado deseado.
Objetivo que
quiero conseguir.
Los objetivos constituyen la base
que nos permite focalizar la atención del cliente hacia los resultados. En
coaching, siempre trabajamos con objetivos. Si no marcamos objetivos, podríamos
“perder” mucho tiempo buscando culpables, antecedentes de situaciones
conflictivas, costes, etc. Al marcar objetivos, cambiamos el centro de
atención: dejamos de pensar en problemas y de centrarnos en lo que está mal
para pasar a pensar en soluciones. Esto es lo que nos permite avanzar.
La forma más adecuada de especificar
un objetivo para que nuestro sistema neurológico se ponga a nuestro favor para
conseguirlo es aquella que satisface las condiciones siguientes:
·
Enunciado en forma positiva.
·
Dependencia directa de la persona.
·
Descripción específica basada en lo sensorial:
¿qué verás, qué oirás, qué sentirás cuando lo hayas conseguido?
·
Tamaño y plazo apropiados.
·
Verificación ecológica: el objetivo debe
ser adecuado para todos los aspectos de tu vida.
·
Recursos necesarios: es fundamental
tener un inventario claro de los recursos que necesitamos y de los que
disponemos o podemos crear para conseguir el objetivo.
Plan de acción
para conseguirlo.
El objetivo del coach en esta
etapa es ayudar al cliente a:
·
Generar opciones, dentro del marco de
referencia del cliente.
·
Evaluar opciones, respecto a los valores
importantes para el cliente.
·
Elegir una opción que se convierta en el
Plan de Acción del cliente.
El cliente sólo puede generar
aquellas opciones que están dentro de su marco de referencia (creencias,
valores). Por eso es importante que el coach estimule en el cliente la
exploración de nuevos marcos de referencia que permitan nuevas gamas de
opciones. Cuando se produce un cambio de marco de referencia, aumenta el poder
personal del cliente, esto es, el cliente se siente capaz de realizar nuevas
acciones que antes las vivía como imposibles o que sencillamente no las veía.
Acción.
Ahora que ya tenemos el plan de
acción para conseguir el objetivo, se trata de ayudar al cliente a que se ponga
en marcha para desarrollar el plan de acción y así lograr alcanzar el objetivo.
Denominaremos tareas a aquellas acciones que el cliente se comprometerá a
realizar entre sesión y sesión para realizar los pasos o etapas de un plan de
acción. Cuando el cliente está preparado para la acción, el coach ayuda al
cliente a que éste determine qué va a hacer, cómo lo va a hacer y cuándo lo va
a hacer. La finalidad fundamental de una tarea es que el cliente aprenda algo,
especialmente que aprenda que tiene recursos que no sabía que tenía. Una tarea
también puede servir para romper hábitos, desafiar límites y rutinas y para
conseguir que el cliente piense de una nueva manera. En todos los casos, una
tarea consiste siempre en hacer algo, una tarea nunca consiste en pensar o
sentir algo. Cuando el coach propone una tarea a un cliente, no debe hacerlo
como una obligación para el cliente, sino que debe hacerlo de manera que el
cliente se sienta libre para:
·
Comprometerse a hacer la tarea.
·
Negarse a hacer la tarea.
·
Aceptar la tarea después de cambiarla
(cambiar algún aspecto de la tarea).
·
Tomarse un tiempo para decidir si hace o
no la tarea.
Seguimiento de
resultados para superar las dificultades y alcanzar el éxito.
El seguimiento por parte del
coach consiste en responder a los resultados y a las dificultades que ha
encontrado el cliente al enfrentarse a la realización de la tarea, para
ayudarle a mantenerse en el proceso de coaching, a superar las dificultades y a
alcanzar el éxito. Pueden darse los tres supuestos siguientes:
·
El cliente no realizó la tarea o se
olvidó.
·
El cliente intentó realizarla pero lo
hizo insatisfactoriamente.
·
El cliente realizó la tarea
satisfactoriamente.
El todos los casos trabajaremos
los resultados con preguntas del tipo: ¿qué ha pasado?, ¿qué has aprendido?,
¿cómo te sientes?
Duración del proceso.
El proceso de coaching se culmina
en un periodo de tiempo relativamente corto. Cada proceso es distinto pero de
una forma general podríamos establecer el número de sesiones en cinco o seis,
distribuidas en un periodo de entre dos y tres meses.
La duración de cada sesión puede
variar en función de la fase del proceso en la que nos encontremos pero
podríamos situarla en torno a los 90 minutos.