Ya son cinco años consecutivos los
que participo en esta emblemática carrera que se celebra desde el año 1984. La
prueba consiste en subir a La Mola desde Can Robert y a lo largo de los años al
recorrido ha ido sufriendo distintas modificaciones impuestas por los
responsables del Parque Natural. Actualmente se sube por pista hasta Can Pobla
y después se enlaza con el Camí dels Montjos hasta la cima. En total son unos
3.250 metros de distancia y 460 metros de desnivel.
Este año ha habido algo menos de participación que en ediciones
anteriores. Supongo que la posibilidad de lluvia ha hecho que algunas personas
no se decidieran olvidándose de aquella máxima que dice que “a la montaña hay
que ir aunque no llueva”. En fin, ellos se lo han perdido. Primero porque no ha
llovido y segundo porque no han vivido el magnífico ambiente que hay en esta
carrera. No quiero ir de auténtico pero encuentro que en esta prueba el
ambiente es distinto al de otras carreras. Creo que la razón es que al ser un
día tan especial la gente que acude son verdaderos amantes de Sant Llorenç y de
las carreras de montaña. Sueles encontrarte personas que ves a lo largo de todo
el año en otras pruebas de montaña y hay muchas ganas de hablar. Se genera muy
buen ambiente y la parte deportiva queda en un segundo plano para una mayoría
de participantes. Cuando dan la salida te suelen pillar desprevenido hablando
con entusiasmo con alguien, tanto conocido como desconocido. A mí me cogió
hablando con Ernesto (el compañero de la Merce, para quienes no lo conozcáis)
con quien compartí el calentamiento y luego la bajada hasta Can Robert y nos
pusimos al día de nuestra situación actual y de nuestros proyectos. Le doy las
gracias por compartir esos momentos tan agradables.
El ganador como ya viene siendo
habitual ha sido el gran Just Sociats con un tiempo rondando los 19-20 minutos. Lo digo por lo que suele ser habitual ya que aún no se han publicado las clasificaciones.
Para quien no lo conozca deciros que este señor es un atleta de élite que cada
año nos honra con su presencia y su humildad en la Pujada a La Mola. Yo tuve un
error en el momento de activar el cronómetro y no lo puse en funcionamiento por
lo que no sé mi tiempo y tendré que esperar a que se publique la clasificación
oficial pero creo que estoy entre 33 y 34 minutos. Como anécdota quiero
comentar que llegandoarriba, en el
último repechón antes del Monestir me adelantó un niño que yo creo que debía
tener como nueve años. No es que me tocara la moral pero sí que como mínimo me
sorprendió.
Una vez abajo, ya en Can Robert,
hicimos buen acopio de la “coca de vidre” que ponen en las mesas y que está
buenísima. También hay porrones de cava así como otras bebidas y así siguen la
armonía y la comunicación durante un rato más. En fin, ya lo sabéis para otro
año. Si los excesos de la Nochebuena os lo permiten es una ocasión excelente
para subir a La Mola. También se puede hacer fuera de competición y subir un
poco antes andando tranquilamente para animar a los corredores en los últimos
metros de la subida.
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