domingo, 9 de agosto de 2020

Vacaciones 2020


Llança-Costa Brava

Dos días después de la aventura del Vignemale, me marché con Mayte a la Costa Brava, más concretamente a Llança. Durante los diez días que estuvimos allí disfutamos de unos estupendos parajes con mucha menos afluencia de personas de lo que es habitual para estas fechas. Debido a la pandemia del Covid 19 no hemos sufrido agobios, colas, ni aglomeraciones. Si no fuera por lo dramático de la situación y por el uso de la dichosa mascarilla, podría decir que ha sido un auténtico lujo disfrutar de las playas, restaurantes y lugares de interés, que la zona ofrece. En lo que respecta al contenido de este blog, salí varias veces a correr por el estupendo camino de ronda que va de Llança al Port de la Selva, además de hacer un par de salidas de algo más de envergadura. El lugar ofrece muchas posibilidades pero me centré más en disfrutar de la compañía de Mayte, de la gastronomía de la zona y de los baños en diferentes calas y playas, que no en recorrer caminos de ronda y el maravilloso Cap de Creus. Para quién le interese, existen muchas rutas magníficas.

Faro en el camino de ronda, entre Llança y Port de la Selva
Dalí con mascarilla, en Cadaqués

Una de las salidas que llevé a cabo la inicié en Port de la Selva. Dejé el coche en el parking de la playa con la intención de ir hasta Cala Taballera. Para ello seguí las marcas del GR11 y me desvié un poco para contemplar de cerca la Cala Tamariua. Me hacía ilusión volver a ver estos parajes. La primera vez que estuve en Port de la Selva yo tenía 17 años y estuvimos por aquí en una tienda de campaña. En el mar, en el tramo que va del Port de la Selva hasta esta cala, había una palanca de madera, a modo de trampolín, y nos tirábamos horas allí, lanzándonos de cabeza al mar, con una sensación de absoluta libertad. Estuvimos yendo allí al menos tres años, las primeras veces en tren desde Barcelona a Llança y desde aquí en autobús hasta el Port de la Selva. Eran tiempos muy distintos a los actuales. En la actualidad y desde hace bastantes años, la palanca ya no existe, supongo que por miedo a que ocurra algún accidente.

Cala Tamariua

Bueno, seguí el GR11 hasta Mas Paltré, pasando antes por la Ermita de Sant Baldiri. En Mas Paltré se abandona el GR, que nos conduciría al Far del Cap de Creus, y se sigue una pista a la izquierda hasta una pequeña zona de parquing. Desde aquí baja un sendero hasta la Cala Taballera. Era uno de esos días en los que la bruma sale del mar, dando una sensación misteriosa a la zona, como envuelta en vapor.

Cala Taballera

Para volver, deshice el camino de ida pero, al pasar por Sant Baldiri, decidí seguir las marcas de la marcha 24 hores Cap de Creus. Esta magnífica marcha la completé en una ocasión. Es una ruta de 87 kms  que recorre gran parte del territorio desde Llança, primero en una vuelta de 26 kms. hacia el norte (Platja del Garbet, Puig Esquer) para volver a Llança y después en otra vuelta de 60 kms. hacia el sur (Sant Pere de Rodes, Sant Salvador, Cadaqués, Cap de Creus , Port de la Selva y Llança). Las marcas son de color rojo y verde y se pueden ver por muchos tramos de la zona. Estas me hicieron llegar al Port de la Selva por el interior. Me salieron un total de casi 17 kms. y calculo que unos 600 m de desnivel positivo o quizás algo más. Tardé 2 h 40 min.

La siguiente salida destacable fue la de subir desde Llança por el GR11 hasta Sant Pere de Rodes, pasando por Coll de Perer. Hasta este punto se sube por un sendero y a partir de aquí se sigue por pista. Una vez en Sant Pere de Rodes, seguí subiendo hasta las ruinas del Castell de Sant Salvador, magnífico mirador del golfo de Roses. Un lugar espectacular. En total se hacen 682 m de desnivel desde Llança.

Golf de Roses, desde las ruinas del Castell de Sant Salvador
Vistas hacia El Port de la Selva

Bajé de nuevo hasta el monasterio y desde aquí descendí por el sendero que recorre la Vall de Santa Creu hasta el mar, desde donde tomé el camino de ronda hasta el apartamento que teníamos alquilado en la Cala del Cau del Llop. Pasadas las 10 de la mañana ya estaba de vuelta, ya que para evitar pasar demasiado calor salí a las 7 de la mañana. Es un estupendo recorrido que se puede alargar bajando por el camino que lleva a la Selva de Mar y el Port de la Selva. En total me salieron 17,7 kms y tardé 3 h 05 min. 

Vistas desde la terraza del apartamento

Les-Vall d´Aràn: Montardó (2837m)-Tuc de Molières (3010

La segunda etapa de las vacaciones la hicimos en la Vall d´Aràn, más concretamente en Les. En esta ocasión, además de Mayte, nos acompañaba nuestro nieto Quique. El fin se semana esperabamos la visita de nuestro hijo Aitor, con la intención de hacer la ascensión al Montardó. Antes aprovechamos para hacer un par de excursiones en coche y visitar los magníficos enclaves de Pla de Beret y Montgarri el primer día y la Artiga de Lin y Uelhs deth Joèu, el segundo.

Montgarri
Artiga de Lin


Uelhs deth Joèu

El sábado 1 de Agosto, a las 6 de la mañana nos levantamos para conducir hasta Arties y subir la pista hasta el aparcamiento de Pont de Ressec. A la 7:30 empezamos a andar, primero por pista hasta Pontet de Rius. Este tramo se puede hacer en taxi y te puedes ahorrar esos 2,5 kms de pista, aunque nosotros lo hicimos andando, como siempre que he estado aquí. A partir de aquí, el primer tramo es una subida de unos 500 m de desnivel. Es un sendero que, entre bosque y haciendo zig-zag, nos deja en Era Restanca, con su correspondiente lago y el refugio del mismo nombre (2010 m). Desde el coche hasta aquí hemos tardado 1h 15 min. aproximadamente. Nos paramos un momento para contemplar el entorno y comer un plátano.

Llegando al refugio de La Restanca

Seguimos subiendo hasta el Estany de Cap de Pòrt (2246 m) uno de los lagos más bonitos de la zona. Sin parar, seguimos subiendo hasta el Port de Rius o Coret de Oelhacrestada (2475 m). Aquí hay un cruce de caminos desde el que se puede seguir hacia el Refugio Ventosa i Calvell, hacia Colomers o subir al Montardó. Nos paramos a comer algo, con el Estany de Monges a nuestros pies. El lugar es estupendo, todo verde, con las vacas pastando tranquilamente. 

Port de Rius y Estany de Monges

Reanudamos la subida, desde aquí marca 1h 15min. hasta la cima. El paisaje se va abriendo cada vez más y llegamos al Cóth de Montardo (2763 m). Ya solo nos queda un último tramo de subida. En pocos minutos estamos en la cima (2837 m). Hemos tardado un total de 3h 30 min. Las vistas son maravillosas, con los lagos que hemos ido pasando a nuestros pies y enfrente a la derecha el Macizo de la Maladeta y a la izquierda los Besiberri. Es uno de los picos con mejores vistas en los que he estado nunca.

Desde la cima del Montardó: Los Besiberri y Estany de Mar

Desde la cima del Montardó: La Maladeta

La bajada la realizamos con calma. Primeros nos paramos un rato en el Estany de Cap de Pòrt donde nos tumbamos en la hierba y nos refrescanos en sus aguas cristalinas. Después nos paramos a tomar algo fresco en el Refugio de la Restanca, para ya sin más, bajar de nuevo hasta el coche. 

Estany de Cap de Pòrt

El lunes 3 de Agosto realicé mi segunda ascensión: el Tuc de Molières. Aún madrugué más que el sábado anterior, me levanté a las 5:30. En esta ocasión iba solo. Dejé el coche en el parking que hay justo encima de la boca sur del Túnel de Viella, a unos 1600 m de altitud. Para acceder, viniendo desde Viella, y una vez atravesado el túnel, hay que seguir hacia abajo y estar atento a un cambio de sentido para volver a circular en dirección a éste y antes de llegar coger una especie de vía de servicio a la derecha, la cual te deja en el aparcamiento. Hay indicaciones para ir hacia el Tuc de Molières y a otros lugares de la zona. A las 7 de la mañana empezaba a andar. Después de unos 15 minutos de pista el camino se convierte en sendero y empieza a progresar en subida. Primero transita por bosque, después se superan un par de cascadas por su derecha y ya se entra en el circo. El camino sube, salvando el desnivel, haciendo zig zag. Todo el rato esta marcado con hitos, no hay otro tipo de marcas. Por este tipo de terreno acabo llegando, en dos horas de subida, al Refugio de Molières (2391 m). 

Refugio de Molières
Circo y cima del Tuc de Molières

En realidad, no hace falta llegar a él, ya que el camino sube pegado al primero de los Estanhots de Molières. Como algo en este punto y observo el terreno. Es una caos granítico. No acabo de saber cual es el pico, por lo que saco el mapa para orientarme. Continúo siguiendo hitos pero en algún punto tomo un camino que no es el correcto. El hecho de estar también marcado con hitos, aunque en menor proporción que el camino principal, hace que me confíe y lo siga un buen rato. Empiezo a pensar que no llevo la dirección correcta, me estoy desviando demasiado a la derecha. Me paro de nuevo a observar el terreno y veo a dos personas bajando por la canal que conecta con la cima. Inmediatamente tomo esa dirección, franqueando a media ladera por una pedrera, la cual, afortunadamente, es bastante estable y retomo el camino correcto.  Progreso sin bastones ya que lo hago mejor sin ellos cuando voy por piedras. El camino se empeña en seguir subiendo y obstinadamente va encontrando la manera de hacerlo. Llego a la base del Coret de Molières. Ahora toca hacer un grimpada, fácil pero algo expuesta en algún punto. Los hitos desaparecen. Cuando estoy llegando arriba y voy a pasar al otro lado de la cresta, se me pasa por la cabeza la posibilidad de haberme equivocado y encontarme, al otro lado, un impresionante cortado. Afortunadamente no es así, y paso cómodamente al otro lado y desde aquí, en unos pocos minutos, llego a la cima: Tuc de Molières (3010 m). Desde aquí las vistas de la Maladeta son estupendas. El macizo se encuentra muy cerca. A la otra banda, hay unas grandes vistas de todo el circo de granito por el que se sube, con los Estanhots de Molière e incluso se ve todo el valle, hasta donde está el coche, en la boca sur del Túnel de Viella. He tardado algo más de 4 horas, debido en parte a ese momento de desorientación que he tenido.

En la cima del Tuc de Molières o de Mulleres

La Maladeta desde la cima

Arriba me encuentro con dos parejas y nos hacemos fotos mutuamente. Les comento mi preocupación por tener que dresgrimpar esa último tramo de subida. Ellos me dicen que es más fácil de lo que parece. Aún así, estoy poco rato en la cima y decido afrontar cuanto antes la bajada. Cuando me asomo al tramo que tengo que descender me impresiona. Pero no dudo ya que teno que hacerlo sí o sí.  En el primer paso hay que situarse bien de cara a la roca, pero una vez bajados esos primeros dos o tres metros, el resto es bastante sencillo.

Tramo de grimpada antes de la cima

Vistas de toda la ascensión. Al fondo está la zona de aparcamiento en la boca sur del túnel de Viella

Ahora sí que bajo por el camino correcto. Empiezo a encontrarme con grupos que suben. Casi todos me preguntan. Me paro en el lago que hay más cerca del refugio para beber, relajarme un poco y mirar la montaña que acabo de ascender y de todo el caos de roca que la forma. Continúo bajando y me sigo encontrando a personas, en grupo o en solitario. Me sorprende que la gente suba tan tarde en pleno verano, aún así la altitud hace que el calor sea soportable. Voy llegando a las zonas más bajas y a las 14:30, después de 7 horas y media, llego al coche. 

Se han acabado las ascensiones, ya he tenido bastante por este verano. Pero le debo a mi nieto Quique, de nueve años, una salida. La idea es subir hasta el estany de Cap de Pórt, otra vez, pasando por Era Restanca y pasar allí un buen rato y darnos un buen baño. Subimos muy bien, aunque antes de la Restanca, el niño ya empezó a preguntar si faltaba mucho. Desde aquí y hasta nuestro destino, él se puso delante y marcó el ritmo. Tardamos unas dos horas y cuarto desde el coche. 

Estany de Cap de Pòrt
Bajando a Era Restanca

Hacía un día esutpendo, soleado, pero corría una brisa fresquita que no invitaba al baño. Por lo tanto nos limitamos a mojarnos los pies, refrescarnos un poco, comer unos bocatas y hablar de nuestras cosas tirados en la hierba. El lugar me cautiva. Estoy realmente enamorado de este enclave, por eso lo he elegido. Me hacía ilusión que el Quique conociera un lugar tan estupendo. Después de algo más de una hora bajamos al refugio y nos tomamos algo fresco. En la parte de atrás del refugio hay unas mesas y puedes tomarte algo allí e incluso comerte unas bravas. Todo un lujo para estar en alta montaña. Después de nuestro vermut, decidimos bajar hasta el coche y volver a Les, tan ricamente.


domingo, 2 de agosto de 2020

Vuelta y ascensión al Vignemale 13/14-07-2020

Desde hace varios años que tenía en mente la ascensión al Vignemale. Es una cumbre que siempre me había atraído y a la que le tenía bastante respeto. No quería ir solo por este motivo y cuando mi amigo Antonio estuvo dispuesto a acompañarme ya no lo dudé más y me puse a buscar información para la travesía. Teniendo en cuenta sus vacaciones y las mías nos costó encontrar unas fechas en las que coincidir. Una vez encontrados los días ya sólo nos quedó reservar noche en los refugios de Bujaruelo y de Baysellance. La idea era dormir en Bujaruelo la noche del 12 de julio y salir temprano el día 13 para llegar al refugio de Baysellance remontando el Valle del Ara, Puerto de los Mulos, refugio de Oulettes de Gaube y Hourquette d´Ossoue. El segundo día había que subir a la cima del Vignemale y descender todo el Valle d´Ossoue, Cabana de Lourdes, Col e Ibón de Bernartuara y descenso a Bujaruelo.

Antonio y yo en un entreno cerca de Terrassa (Els Caus)

El día antes de nuestra marcha, Antonio me llamó por teléfono. Tenía fiebre y una infección de oído. Posiblemente no tendría tiempo de recuperarse. Me quedé bastante descolocado, pero tanto si venía como si no, yo pensaba ir igualmente. Me supo mal por él, aunque él ya había hecho la cima (no la vuelta entera) y también por mí, ya que aunque no tengo problema en realizar una salida yo sólo, me apetecía su compañía y poder compartir la experiencia con alguien, lo cual siempre es más gratificante. También debía enfrentarme a mis miedos: pernoctar solo en un refugio de Francia sin conocer el idioma, ascender por un glaciar teniendo poca experiencia y destreza en el uso de grampones... Pero las ganas y la ilusión podían más que estos temores y decidí afrontarlo. Este era el momento que había elegido. Llevaba mucho tiempo esperando y no quería hacerlo más. Antonio me llamó el día de la salida por la mañana para informarme de que no estaba en condiciones de venir y afrontar una travesía larga y dura como ésta.



Domingo 12 de Julio.

Pasadas las dos de la tarde salía de Terrassa en dirección Torla y el Valle de Bujaruelo. Había muy poco tráfico. En la autovía entre Lleida y Huesca me hicieron salir para pasar un control de la Guardia Civil. Me preguntaron mi procedencia y cual era mi destino y sin mayor contratiempo pude continuar mi camino. En Fiscal me paré a descansar un poco y tomar un café. Mientras lo hacía, miré el móvil y vi que tenía un correo del Refugio de Bujaruelo. Me comunicaban que se había producido un desprendimiento y que la pista estaba cortada. Calculaban que la operación de limpieza tardaría unas tres horas. El correo estaba enviado a las tres de la tarde y ya eran las casi las seis. Llamé al refugio por teléfono y me informaron de que la pista ya estaba despejada y que no había problema para transitar. Suspiré aliviado ante la posiblidad de haber tenido que subir andando. Llegué al refugio y me instalé en la habitación común. No había nadie, parece que iba a estar solo aunque más tarde una mujer inglesa también se instaló allí. Mientras esperaba para la cena, a las 20:30, me senté un rato en una sala del refugio y puse el móvil a cargar mientras me estudiaba el mapa una vez más. En una sala contigua había un grupo de personas que escuchaban atentos las instrucciones para realizar la Alta Ruta de los Perdidos y yo, desde fuera, prestaba atención a las explicaciones, especialmente cuando se referían a las zonas por las que yo tenía que pasar. Antes de la cena le expliqué al guarda del refugio cuáles eran mis planes. Me explicó que había previstas lluvias a partir de las dos de la tarde y que él me aconsejaba que saliera lo antes posible. "A ls seis menos cuarto ya hay suficiente luz", me dijo. Se ofreció a dejarme preparado el desayuno, en la misma sala donde se había realizado el breafing de la Alta Ruta. Cené solo ya que, debido al maldito Covid, no pueden juntar a personas de diferentes grupos en el comedor. Esto le quita el encanto a las cenas de los refugios donde conoces gente y cada uno explica sus planes y sus historias.

Lunes 13 de Julio.

Así que decidí levantarme a las cinco de la mañana. Coincidí desayunando con las personas que iniciaban esa espectacular travesía de seis días. Entre recoger, desayunar y acabar de preparar la mochila me dieron las seis de la mañana. Un cuarto de hora después empezaba a andar. Mi espalda notó un gran peso: grampones, piolet, ropa de recambio, comida para dos días y el saco de dormir, ya que no se proporcionan mantas en los refugios como medida de protección. Pensé que si tenía que dormir a 2600 metros de altitud, era mejor llevar el saco que la sábana-saco, mucho más ligera. 


Remontar el Valle del río Ara es bastante agradable. Bosques, praderas, agua.... Es una subida contínua pero sin fuertes desniveles. Bujaruelo está a 1338 m de altitud y el refugio de Ordiso se encuentra a 1591 m. A partir de aquí el camino se endurece y cuando hay que abandonar el GR11 (que nos llevaría a Panticosa), la cosa empieza a ponerse seria. Sabía que tenía que abandonar el GR y veo unas cruces que indican un sendero a la derecha. A pesar de verlas claramente pienso que aún tengo que seguir más rato por éste y sigo recto. Cuando veo que debo atravesar las aguas que bajan, ya empiezo a creer que no voy bien pero aún así sigo un rato más y el GR empieza a ascender en zig-zag. Esperando que éste haga un cambio de dirección hacia la derecha sigo un poco más. Veo que no es así y me paro al divisar una persona que bajaba, con la intención de preguntarle. Cuando hablo con él resulta que a él le ha pasado lo mismo, solo que él quería ascender directamente al Vignemale por el Corredor de Moscowa. Bajamos juntos y le comento que creo que sé donde está el desvío. Nos encontramos con dos chicas y con dos excursionistas franceses. Estos nos indican la dirección correcta para alcanzar el Puerto de los Mulos.

Hacia el Circo del Ara

Dejo que mi acompañante ocasional siga solo, ya que es evidente que tiene mejor ritmo que yo. Sigo subiendo con tendencia siempre a la derecha y llego al Circo del Ara, con unas vistas estupendas. Aquí no veo con claridad por donde sigue el camino, todo son montañas que cierran el paso pero por fin encuentro el camino y sigo la indicaciones de los dos montañeros franceses "al final a la derecha". 


Circo del Ara


Subiendo al Puerto de Los Mulos

En el camino hay fitos y marcas de sendero transfronterizo (HRP) y después de una dura subida llego al Puerto de Los Mulos (2591 m), en un ambiente de montaña espectacular. Durante la subida me he cruzado con varias personas, todos franceses. En las guías marca cinco horas desde Bujaruelo pero yo he tardado seis. Ese despiste me ha hecho perder bastante tiempo. Miro hacia el otro lado y veo que me espera una fuerte bajada. Al principio me encuentro con varios neveros que atraviesan los montañeros que suben, pero que yo prefiero evitar yendo por las rocas que lindan con ellos. Luego el camino se normaliza y después de una bajada muy directa llego al refugio de Oulettes de Gaube (2151 m). La estupenda estampa de la que debía  disfrutar no será posible ya que una espesa niebla nos impide ver la cara norte del Vignemale. Fuera del refugio hay numerosas personas, creo que todas están esperando a que se abra un poco la niebla para hacer la fotografía de rigor. A momentos se disipa un poco y nos deja ver la roca, pero no nos regala una imagen completa. Decido pararme para comer algo y disfrutar del entorno. Me compro una Coca-Cola (4 €) y me relajo durante 15 o 20 minutos. Como veo que la niebla es persistente decido continuar. Son las dos la tarde aproximadamente.

Les Oulettes de Gaube




Iniciando la subida a la Hourquette las nubes nos dejan ver un poco la cara norte del Vignemale

La subida a la Hourquette d´Ossuoe está muy bien señalizada. Al inicio de la subida hay un momento en que la niebla se abre bastante y obtengo la mejor vista que tendría de la cara norte del Vignemale. Rápidamente la niebla se cierra como diciendo "vale, vale, ya habéis tenido bastante" y realizo toda la ascensión inmerso en la bruma, pero con buena visión del camino. Me cruzo con bastantes personas "bon jour, bon jour" me dicen todas y yo les respondo "hola, bon jour, bon dia". La subida es dura y continua pero la hago bien a pesar de todo el peso que llevo en la espalda. Atravieso algunos neveros con nieve y antes de lo esperado llego al collado (2734 m). He tardado 1 h 45 min desde les Oulettes. Ante mi, se extiende todo un  paisaje de niebla pero se ve claramente el refugio de Baysellance (2651 m). No debe estar a más de un cuarto de hora. Me siento un rato a disfrutar del paisaje, la niebla se abre y se cierra rapidamente, como jugando con nosotros. A mi derecha queda el Petit Vignemale, que también a momentos se deja ver, pero que rápidamente se vuelve a camuflar. Me encuentro bien, me gusta estar ahí. Además no ha llovido. Son las 15:45 y a momentos pienso en subir al Petit Vignemale (3032 m) dejando la mochila alli. Solo hay una hora de subida. Pero rápidamente lo descarto, creo que con las condiciones del día es mejor dejarlo así. Vuelvo a cargar mis espaldas y me dirijo hacia el refugio.



La Hourquette d´Oussoueu desde el refugio de Baysellance. A la izquierda, el Petit Vignemale.

Me atiende una chica que habla un perfecto castellano y eso me produce un gran alivio. Le explico que tenía una reserva para dos pero que a última hora mi compañero no ha podido venir por un problema de salud. No hay problema, no me cobrarán su plaza, solo la parte pagada como reserva. Me asigna habitación y litera y concretamos la hora de la cena (a las 18:30) y del desayuno del día siguiente (5:30). Durante la espera, me pongo unos Compeeds en las rozaduras que me han salido en los talones, producto de la falta de costumbre de usar botas de montaña. Estoy mcho más acostumbrado a utilizar zapatillas de trail. Me sobra tiempo hasta la hora de la cena y dejo preparado el saco y todo lo necesario para dormir. Más tarde, durante la cena, comparto con una pareja de vascos mis experiencias y ellos conmigo las suyas. Dos franceses que iban solos como yo también están a mi lado. Hablan un muy correcto castellano y me explican sus planes. Al día siguiente coincidiría con ambos en distintos puntos de mi camino. La cena es correcta, no tan buena como en Bujaruelo, pero está bastante bien. Antes de las nueve de la noche ya estaba instalado en mi saco. Al fin y al cabo llevo despierto desde las cinco de la mañana y he caminado más de 21 kms por alta montaña, con unos 2000 m de desnivel positivo y un peso considerable en mi espalda. Además, al día siguiente tengo una larga etapa por delante. Hoy solo he tardado unas nueve horas y media, bastante menos de lo que pensaba, pero estoy muy cansado.

Martes 14 de Julio.

Suena la alarma del reloj a las 5:15 de la mañana. Recojo el saco y todas mis cosas y bajo al comedor del refugio. Silencio total, aún no hay nadie. Decido salir fuera para echar un vistazo y sentir la temperatura. Estamos a 2650 m de altitud y es muy temprano pero no hace nada de frío. La vista es espectacular. Un mar de nubes inunda todo el valle pero el cielo está totalmente despejado. Ante mis ojos se extiende las montañas de Ordesa: Los Astazous, Pico de Marboré, El Casco, Brecha de Rolando, Punta Bazillac, El Taillón y Los Gavietos. He tenido premio. Ayer no se veía nada pero hoy parece que voy a disfrutar de las vistas. Un excursionista francés sale del refugio y se queda prendado con la magnífica panorámica. Me hace gestos para indicar que no sabe si las nubes del valle se disiparán o subirán hacia arriba. Ambos esperamos que esto segundo no ocurra. Vuelvo a entrar en el refugio y el desayuno ya está preparado. 



No pierdo tiempo y me pongo a comer, con poca hambre la verdad. Como, preparo la mochila y espero que se haga más de día para iniciar mi marcha. También me hago un poco el remolón a ver si sale gente delante mío ya que no sé si el glaciar es mejor subirlo por alguna zona en concreto. Como veo que no sale nadie, a las 6:15 me pongo en marcha. Primero hay que bajar un poco por el GR y en unos 20 minutos encuentro una indicación hacia la derecha. La tomo y empiezo a subir por camino hasta llegar a la base del glaciar. Dos personas se me han adelantado y ya están progresando por él. Me paro y me pongo los grampones. Creo que los llevo bien puestos pero, al dar dos pasos, el de mi pie izquierdo se afloja y la bota se sale de él. No puede ser. He probado en casa varias veces, he dado golpes con ellos puestos para comprobar que aguantarían pero no ha sido así. Me doy media vuelta y repito la operación, apretando más las correas. Esta vez me aguantan uns 50 metros y me pilla en una zona con bastante desnivel y me siento apurado. Aguantando con el piolet consigo volver a colocarlo. Voy pisando con cuidado de no hacer movimientos bruscos y consigo superar esa primera zona de más desnivel y llegar a otra más suave. Me paro a beber agua y coincido con dos personas que estaban también en el refugio. Sigo avanzando con cuidado y voy por unas trazas ya hechas de las personas que iban delante mío. De momento me van aguantando.



Miro la orientación que llevan y veo que van hacia a la base de la pared de la derecha, justo debajo del Petit Vignemale. Yo hubiera progresado más por el centro del glaciar pero sigo las trazas. La última parte es bastante inclinada y, como no, justo aquí se me vuelve a flojar el grampón del pie izquierdo. En una posición delicada logro volver a colocarlo y llego a la pared. Allí respiro un poco y me propongo colcarmelos de nuevo a conciencia. Es evidente que algo no hago bien pero no sé ver el qué. Un chico francés, baja por la roca. Había subido al Petit Vignamale y desde la base que da al circo se ha ahorrado un buena parte del glaciar. Me ayuda con los grampones, pero al salir los problemas se vuelven a repetir. En fin, que voy avanzando como puedo y casi sin darme cuenta ya estoy arriba. Esperaba un tramo de roca que había que grimpar pero la nieve llegaba prácticamente hasta la cima del Pique Longe (3298 m). Las vistas son estupendas en todas las direcciones. El cielo es azul y parece que el día nos acompañará.

Vistas desde la cima



Decido seguir a mi acompañante francés y hago parte de la cresta. No sé exactamente en que punto, antes de subir al Montferrat, decido bajar. Estoy demasiado tenso pensando en la bajada y en mi maldita torpeza con los grampones. Aún así disfruto de la cresta y de sus cortados espectaculares. Una vez llegado de nuevo a la base del glaciar repito la misma operación que ya he hecho hoy demasiadas veces, Le tengo más respeto a la bajada que a la subida. Pero por suerte la nieve está más blanda y me siento más seguro. Bajo despacio sin gestos ni movimientos bruscos y consigo ¡oh, milagro!, llegar al final del glaciar de una tirada. Ya puedo respirar tranquilo, estoy en el camino, aunque he invertido unas cinco horas entre subir y bajar. 



Me quito los grampones y los guardo en la mochila. También coloco el piolet y saco los bastones. Ya puedo tirar para abajo. En mi imaginación hacía la Vall d´Oussoeu como un valle abierto y con un descenso relajado. No se por qué, son esas cosas que nos pasan por la cabeza. Pero nada de nada, el descenso es bastante directo y el valle se estrecha en algunos puntos.

Descenso por la Vall d´Oussoeu




No me pareció un camino especialmente cómodo aunque era más un problema mío. No estoy acostumbrado a la botas de montaña y mis pies sufren mucho en las bajadas Me dolían los dedos y la bajada se me hizo más larga de lo esperado. Aún así, pude apreciar la belleza del valle y todos los rincones que se forman con la bajada de las aguas. Veo la salida del valle y la Barrage d´Ousseau (1834 m) pero aún me queda un rato hasta llegar allí. Una vez abajo se anda un rato en llano hasta la pequeña presa. Aquí me encuentro a dos excursionistas con los que había coincidido en el refugio de Baysellance. Uno de ellos había bajado el glaciar del Vignemale con una tabla de surf. Les pregunto por donde sigue el camino hacia la Cabana de Lourdes. 



No hay problema, hay que seguir por el GR. Después de una ligera subida la senda sigue por prados verdes. Es una zona bonita y muy agradable. En la Cabana de Lourdes (1947 m) me paro a comer. Aquí debo abandonar el GR. Me quedan unos 400 m. de desnivel positivo pero por buen camino y sin grandes rampas. Voy subiendo bien hasta llegar al Puerto de Bernartuara (2338 m). Bajo al Ibón y subo al collado de la banda española. El móvil me empieza a sonar indicándome que tengo cobertura. Aprovecho para comunicarme con Mayte ya que no he podido hacerlo en estos dos días. Me quedan dos horas para llegar a Bujaruelo. 


Collado e Ibón de Bernartuara

Ahora me toca afrontar una bajada de 1000 m de desnivel. Ya la conozco, la he bajado un par de veces anteriormente. Tal y como llevo los pies  sé que me tocara sufrir un poco .Bajo sin prisa pero sin pausa y efectivamente en dos horas estoy abajo. Son las 18: 10. Ha sido una larga jornada de doce horas.

 
Llegada a Bujaruelo

Cuando llego al coche no siento casi ni alegría. Lo primero que hago es quitarme las botas y estar un rato descalzo por la hierba. Esto me alivia un poco y me empiezo a recuperar. Me lavo y me cambio de ropa. Me tomo una hamburguesa con patatas fritas, dos Coca-Colas y un café. Empiezo a sentirme mejor. A las 19:30 cojo el coche y las 12 de la noche llego a Terrassa. Estoy cansado pero muy satisfecho de la travesía. Una buena ducha, un rato de sofá y por fin a descansar. Me lo he ganado.