viernes, 25 de agosto de 2017

Montañas verano 2017

Después de unas largas vacaciones toca hacer recuento de las actividades de montaña realizadas en este periodo. Especialmente me apetecía mucho la salida por Ordesa y la ascensión al Posets desde Biadós. Son montañas que había pisado hace unos 30 años y su imagen se había quedado en mi memoria. Este verano me he resarcido en parte de tanto tiempo de ausencia.

Cuatro días en Ordesa (10-11-12-13 de Julio).

Esta salida me hacía mucha ilusión. Había reservado dos noches en el refugio de Góriz (10 y 11) y una tercera en San Nicolás de Bujaruelo (12). 

El primer día el plan era ir de Terrassa a Torla en coche y en este pueblo coger el autobús que te deja en la Pradera de Ordesa (1300 m) ya que en verano no se puede acceder en vehículo particular. Desde este punto debía ascencer hasta el refugio de Góriz (2200 m). La predicción meteorológica auguraba lluvias en el Pirineo. Un cielo gris y la presencia de nubes negras parecían confirmarlo pero por suerte no cayó una sola gota de agua. Al menos en esta parte ya que en zonas más altas sí que había llovido por la mañana. Intenté no entretenerme mucho para llegar lo antes posible al refugio ya que la perspectiva de una subida bajo la lluvia no me apetecía especialmente.

Gradas de Soaso
La opción del autobús está muy bien. No es cara y tienen una frecuencia de paso de quince minutos. Se evitan así atascos, problemas de aparcamiento y hay un control sobre el número de visitantes. A eso de las 12 comenzaba a caminar. La subida por todo valle me pareció espectacular sobretodo a partir de las Gradas de Soaso. Me vinieron en ese momento recuerdos de la juventud, cundo había subido com Mayte, embarazada de 7 meses, hasta la Cola de Caballo. Subimos muy bien pero para bajar no paraba de sufrir pinchazos en el vientre y la posibilidad de ponerse de parto en aquel lugar nos hizo pasar un poco de tensión. Al llegar abajo se le pasaron los dolores. Ahora lo pienso y veo aquello como una locura, una imprudencia, pero con 23 años...

Subiendo a Góriz
Como decía, disfruté muchísimo de la subida, admirando cada rincón y al llegar al Circo de Soaso me emocioné ¿Como podía haber estado tanto tiempo sin volver aquí? El contraste entre el color de la roca, el verde de la hierba, el amarillo de la vegetación y el gris de las nubes me pareció sublime. A partir de aquí y hasta que llegué a Bujaruelo dos dias después estuve como hipnotizado ante tanta belleza. Al llegar a la Cola de Caballo (1750 m) me paré a comer algo. Antes, durante la subida, había coincidido con una pareja de Sabadell (padre e hijo) que hacían toda la travesía del GR11. Habían salido hacía 13 días del cabo Higuer (Hondarribia) y su plan era completarla en 45 días. Mientras comía y me deleitaba con las vistas estuve esperando a ver si llegaban pero al ver que no lo hacían decidí seguir subiendo. Ya los encontaría en Góriz, nuestro destino común de esa noche.

La Cola de Caballo

Pasé al lado de la siempre espectacular Cola de Caballo y empezé a subir en direción a las clavijas. Es éste un paso fácil y en el que se gana altura con rapidez. A partir de aquí el camino es mucho mas solitario ya que la mayoría de visitantes hacen la excursión hasta la cascada. El día continuaba gris pero daba la impresión de que aguantaría sin llover. Seguí subiendo a buen ritmo y a eso de las 15:30 llegaba al refugio. Siempre lleno (en verano) y abierto todo el año es seguramente uno de los refugios más visitados de los Pirineos (al menos de la banda española). A pesar de la cantidad de gente me sentí bien, con comodidad y el trato de los guardas y trabajadores me pareció bastante bueno. Conocí a una pareja que estaban haciendo la Alta Ruta de los Perdidos y habían hecho la etapa desde Bujaruelo y estuve muy atento a sus explicaciones ya que yo también pensaba hacer la misma ruta, dos días después, pero en sentido contrario. A parte de mucha otra gente con la que compartí experiencias entablé relación con dos hombres de Teruel, que además dormían a mi lado, y fueron una compañía muy agradable durante esa tarde y la del día siguiente. A las siete sirvieron la cena y antes de las diez de la noche ya estábamos en el saco. El objetivo del día siguiente: el Monte Perdido

Refugio de Góriz

Dormí bien a pesar de estar en una habitación con tres filas de literas. Debíamos ser, como mínimo, treinta personas. A las 6:15 sonaba la alarma de mi móvil y a la 6:30 ya estaba en la cola para desayunar. Después de algunos preparativos salia a las 7:30 para realizar la ascensión al Monte Perdido (3355 m). Delante mío iba un hombre que se quedó en el Lago Helado (2990 m) y una pareja joven de vascos que ya bajaban cuando yo llegaba a la cima. Detrás mío fue llegando mucha más gente y durante la bajada me crucé con muchos más que subían. La subida se me hizo bastante llevadera y en dos horas y media estaba arriba. Toda la pala que desemboca en el lago helado estaba con nieve pero la banda derecha estaba limpia, incluida la famosa Escupidera, por lo que el ascenso no entrañó ninguna dificultad. Me impresionó mucho la imagen del Cilindro de Marboré durante esta subida.

Ascensión con el Cilindro de Marboré y el Lago Helado
Tramo final de ascensión al Monte Perdido
La idea inicial era bajar desde el Monte Perdido por la otra vertiente y hacer El Soum de Ramond (Pico de Añisclo, 3259 m) y desde aqui continuar hasta la Punta de las Olas (3002 m) para enlazar con el GR11 y volver al refugio. En la cima unos chicos me desaconsejaron esa ruta si iba solo y no conocía bien el terreno por lo que decidí no asumir riesgos innecesarios y volví por donde había subido. La perspectiva de llegar demasiado pronto al refugio no me gustaba por lo que activé el plan B: hacer la Punta Tobacor (2779 m) desde donde se puede ver una excelente panorámica con todas las cimas de la zona, desde el Pico Blanco hasta la Punta de las Olas. Bajando del Monte Perdido estuve mirando la manera de llegar hasta el Cuello de Millaris sin bajar de nuevo hasta Góriz pero no vi ningún acceso evidente por lo que tuve que bajar de nuevo hasta el refugio para coger el camino que baja de la Brecha de Rolando hasta el cuello y de aquí desviarme a la izquierda para subir a la punta que queda justo enfrente de Góriz si nos ponemos de espaldas hacia el Monte Perdido. Antes de llegar a la cima me encontré de nuevo a la pareja de vascos con los que me había cruzado por la mañana. Habían tenido la misma idea que yo. Después de disfrutar de unas grandes vistas inicié la vuelta pero dando un rodeo a la punta por lo que hice un recorrido circular de unas cuatro horas. Sobre las 6 de la tarde llegaba al refugio y después de una ducha de agua fría me reuní de nuevo con mis amigos de Teruel para hablar de nuestra jornada. Me los había cruzado por la mañaba cuando ellos subían al Monte Perdido y les hice una fotografía con el Cilindro de fondo.

Punta Tobacor
De nuevo, durante la cena, se repiten los comentarios típicos de los refugios: ¿qué habéis hecho hoy? ¿y mañana? ¿hay nieve en tal punto? etc, y todo el mundo habla de lo suyo, explica sus proyectos, qué hace allá en su tierra, etc. Se crea un buen ambiente y se nota, se percibe, que todos están a gusto, disfrutando del momento. No habemos catalanes, vascos, aragoneses o andaluces. Ni empresarios, obreros, parados, médicos o carpinteros. Solo hay montañeros, cada uno con su nivel y sus ilusiones.

Vistas desde la Punta Tobacor
Al día siguiente todo empieza igual que la mañana anterior. A las 6:15 suena la alarma y a las 6:30 desayuno. Hoy toca cargar con todo ya que duermo en otro refugio. La travesía es larga y no quiero salir tarde. Así que a las 7:30 salgo de Góriz no sin antes despedirrme de todas las personas con las que había compartido mesa y conversación. Voy dejando atrás el refugio y una sensación de alegría me invade. Me siento pletórico y viviendo el momento.

La ruta de hoy consiste en ir de Góriz a Bujaruelo subiendo al Taillón (3146 m). Hago la ruta sin problemas: Góriz, Cuello de Millaris, Gruta de Casteret, Paso de los Sarrios, Brecha de Rolando, El Taillón, Brecha de Rolando, Refugio de Serradets (impresionantes vistas del circo de Gavarnia), Puerto de Bujaruelo y San Nicolás de Bujaruelo. Durante la subida no me encontré a nadie, sólo un francés en el Paso de los Sarrios que venía en sentido contrario. En cambio al pasar a la vertiente francesa, una hilera humana subía a la Brecha para ascencer el Taillón. Pasado el Dedo de la Falsa Brecha dejé la mochila para no subir al pico con tanto peso aunque me llevé las cosas de valor. Después de disfrutar de la vistas bajo de nuevo a la Brecha de Rolando y de aquí al refugio de Serradets atravesando un par de cubetas de nieve.

Brecha de Rolando

Subiendo al Taillón. con vistas del Casco
Circo de Gavarnia
La bajada desde el Puerto de Bujaruelo (2273 m) hasta el valle se me hizo muy larga y llegué quemado por un sol abrasador. Había usado protección pero no la suficiente. En 7 h 40 min. ya estaba en el refugio (1338 m), que casi más que refugio es un pequeño hotel. Todo muy nuevo, espacioso, cómodo. Vamos, un lujo. Eso sí, a pesar de que también había buen ambiente no me pareció tan entrañable como las noches anteriores. Pienso que el hecho de poder acceder en coche hasta aquí hace que el perfil de los huéspedes sea más diverso y con otros objetivos.

Subiendo con vistas del Dedo (falsa brecha) y el Taillón a su izquierda

Vistas desde el Puerto de Bujaruelo
Durante la tarde, sentado en la terraza del bar, miraba el prado y volvía a recordar de nuevo aquellas acampadas de hace 30 años con todo el grupo del Centre Muntanyenc Sant Llorenç con Mayte, y nuestra amiga Nuri, embarazadas, luciendo sus barrigas tumbadas al sol.

Al día siguiente volvía a desayunar a las 6:30 y sobre las 7:15 ya salía en dirección a Torla por el GR11. Desestimé bajar por la pista y me alegro ya que el camino tiene algunos enclaves de interés. Después del Puente de los Navarros segui por camino hasta Torla y en dos horas y media llegaba al coche. Disfruté desde el primer hasta el último momento de estas magníficas montañas. Sentía un enorme agradecimiento a la vida por darme la oprtunidad de disfrutar de estos estupendos parajes.

Montaña palentina. Pico Curavacas , 2524 m. (21.07.2017)

Después de volver de Ordesa inicié con Mayte nuestras vacaciones comunes que nos llevaron por diversos puntos de la geografía española y portuguesa. Uno de estos lugares fue el pueblo palentino de Salinas del Pisuerga, en el norte de la provincia. Ya que estaba aquí aproveché para conocer algo de la montaña palentina y decidí ascencer al Pico Curavacas. Así que el viernes 21 de Julio salía en coche desde Salinas hasta Cervera del Pisuerga y desde aqui tomaba la carretera en dirección Triollo y Vidrieros. Esta pequeña población está a 1300 m. de altitud y es el inicio de la ascensión al Pico Curavacas. Se sale de la Plaza Chica y se coge una pista a la izquierda. En poco tiempo se atraviesa un puente (Arroyo de Cabriles) y aquí sale un camino a la derecha que es el que me llevará hasta la cima. Al principio por bosque y al salir de éste hay que subir con tendencia a la derecha para evitar la pedrera y subir por tramos más cómodos. Durante toda la ascensión hay hitos que nos indican el camino. Al llegar a la parte más alta hay que grimpar un poco por roca, utilizando pies y manos. Llegados arriba, un corto y estrecho desfiladero nos conduce hasta el collado (Callejón Grande). Desde aquí a la cima apenas hay 10 minutos. Tenemos a nuestros pies el Pozo Curavacas y al fondo los Picos de Europa. La subida la hice en 2 h 30 min. Después de comer algo, disfutar de las vistas y fotografiar a unas cabras decido bajar. Lo hago por el mismo camino sólo que en esta ocasión si utilizo el centro de la pedrera ya que se puede bajar bastante rápido deslizándote sobre ella. Ya, bien abajo, encontré a las primeras personas que hacían la ascensión y a partir de aquí me fui cruzando con pequeños grupos.

Pico Curavacas

Pozo Curavacas con los Picos de Europa al fondo
Bajando por la pedrera

Vale mucha la pena acercarse a estas montañas si se está por esta zona. Es alta montaña con grandes vistas y 1200 m de desnivel positvo



Pico Pinajarro, 2101 m. (02.08.2017).

Otro de los lugares en los que pasamos unos días fue la localidad cacereña de Hervás. Es el lugar de nacimento de mi suegro Pedro y suele pasar allí varios meses al año. Ya había estado allí en otras ocasiones y había ascendido hace años al Calvitero y los Hermanitos, en la Sierra de Béjar. Esta vez no desaproveché la oportunidad de subir al Pinajarro que aunque es de una altura menor a los mencionados el hacerlo dede Hervás lo convierte en una ascención de envergdura tanto por la distancia (unos 25 kms. entre ida y vuelta) como por sus más de 1400 m de desnivel. A las 7:30 de la mañana salía de Hervás (688 m) y después de cruzar el Puente de Hierro encuentro una de las pocas indicaciones de la ascensión. Desde aquí se sube por una pista asfaltada en fuerte pendiente que desemboca en otra de tierra. La cogemos hacia la derecha y cuando esta hace un giro a la izquierda hay un sendero que sigue recto por el que se continua. Al poco, una indicación, nos cambia de sendero y giramos a la izquierda por una subida que nos lleva hasta la pista Heidi. Sí, Heidi, este es el nombre de la pista. Ahora toca continuar por esta pista suave un buen tramo. A pesar de que al inicio marca la ascensón comp un PR (marcas amarillas y blancas) estas no están presentes en todo el camino. Solo en un cruce de pistas hay una cruz que nos indica que no hay que coger el desvío de la izquierda. Más adelante hay otro desvío (donde hay una balsa de agua) y aquí si que hay que desviarse. Como no indica nada decido seguir recto pero poco a poco soy consciente de que mi dirección no es la correcta. Después de unos 15 minuto decido dar media vuelta y cojo el desvío que me había saltado con la sensación de no tener nada claro si voy por el camino correcto. La pista va subiendo y al poco encuentro la última indicación de Pinajarro. Eso me tranquiliza pero al poco rato esta pista muere y no veo continuación alguno. Bajo un poco, veo unos hitos de piedra al lado del camino y me adentro pero sigo sin encontrar el camino. Al final me tiro a la aventura y campo a través voy subiendo hasta que sin querer me encuentro con los hitos que marcan el camino correcto. He tenido suerte. Luego hay que atravesar una puerta de hierro y a partir de aquí una dura subida hasta la cima. Hay que prestar mucha atención a no perder los hitos ya que toda la montaña está vestida de vegetación (la llaman escoberas) por la que es muy difícil avanzar. Hay una referencia que es un muro de división de fincas. Primero hay que ir por su izquierda y más adelante se cruza y sigue por su derecha. Así hasta arriba manteniendo la concentración en los hitos. No es aconsejable ir en pantalón corto. Finalmente, en unas 4h 30 llego a la cima. A mis pies tengo todo el Valle de Ambroz con Hervás al fondo.

El Pinajarro desde el pantano cerca de Baños de Montamayor
Aún falta mucho hasta arriba
Una vez arriba oteo el paisaje para ver si hay otra bajada más rápida que me libre de este último tramo. Algunas parecen evidentes y desembocan en la pista pero no me quiero complicar la vida y decido bajar por el mismo itinerario de la subida. La bajada es más fácil ya que los hitos se ven más fácilmente por lo que antes de lo que pensaba ya estoy en la balsa donde empezaron mis "pérdidas" en la subida. El camino que no encontraba estaba todo tapado por helechos, pero estaba, y al bajar por él veo donde había estado sin ser capz de encontrarlo.

Vistas desde la cima
Aún me quedan unos cuantos quilómetros hasta Hervás pero al ser pista y bajada los hago corriendo. Un poco antes de las 3 de la tarde, después de 7 h 30 min. llegaba al pueblo, donde me esperaban Mayte y Pedro para ir a un restaurante a comer jeta y otros productos típicos de la zona ¡¡que bueno estaba todo y que bien me sentó!!!.

Ah, en toda la salida no me encontré absolutamente con nadie.

Posets, 3375 m (21 y 22 de Agosto)

Como ya estaba en mi última semana de vacaciones y Mayte ya estaba trabajando decidí hacer una escapada rápida para realizar la ascensión al Posets, la segunda cima más alta de los Pirineos. Quería hacerla desde Biadós (1735 m) ya que habíamos estado aquí hacer más de treinta años (Septiembre del 86) para coronar otro pico de la zona: el Bachimala (3174 m). Ya entonces, la vista de las paredes que quedan enfrente del refugio (Pico Las Espadas, 3332 m) me impresonaron y se quedaron retenidas en mi memoria. Aunque he tardado finalmente he ascendido al Posets por esta vertiente, posiblemente la más larga y dura de las tres opciones. Las otras dos son desde el refugio de Estós y desde el refugio Angel Orús. En aquella ocasión habíamos estado acampando  con un grupito del Centre Muntanyenc Sant Llorenç y con Mayte. Estábamos sólos y pasando las horas jugando con un disco volador de esos de plástico.

El lunes día 21 salía desde Terrassa en dirección Aínsa y San Juan de Plan para, una vez cruzada esta población, subir por más de 10 kms. de pista hasta el refugio. La pista hay que tomársela con calma y aunque se puede subir bien hay tramos empedrados que son muy estrechos y como te encuentres algún vehículo de frente puede ser complicado. Tuve suerte y subí bien y también encontré aparcamiento arriba por lo que a las 15:30 ya estaba allí y pude entregarme durante unas horas a contemplar el estupendo paisaje y a leer. Más tarde ya empecé a hablar con unos y otros, especialmente con un hombre madrileño con una larga experiencia montañera y un grupo de andaluces que se estaban dando un festín de tresmiles, muy fuertes estaban. Ya a la hora de cenar me tocó en una mesa con el madrileño y una pareja de catalanes que habían ascendido ese día al Cotiella. Todo, como siempre, muy agradable. A las 22 h, a dormir. Algunas personas se quedaron fuera para ver con oscuridad total el cielo estrellado que dominaba sobre la montaña y fotografiarlo. Yo decidí ir a dormir porque quería madrugar. Estaba en una habitación de cuatro en la que habíamos tres personas, todo muy amplio y cómodo.

Vistas desde Biadós
A las 6:15 suena la alarma del móvil y alas 6:30 nos sirven el desayuno a las pocas personas que ya estábamos en pié. A las 7:15 empezaba la ascensón. Se atraviesan las Bordas de Biadós, un puente sobre el río Añes Cruzes y se coge una pista hasta una cabaña (Cabana de la Basa). A partir de aquí, por sendero y en clara subida se atraviesa el bosque hasta salir de él. Se llega a una pradera y es quizás el único punto un poco llano de toda la ascensión. Al poco se cruzan las aguas que bajan de las cimas y ya no dejaremos de subir en fuerte desnivel hasta arriba. Los andaluces con los que hablé la noche anterior me explicaron que fuera con tendencia a la izquierda para evitar la pedrera y subir más cómodamante por roca. Veo que hay hitos en esa dirección y decido hacer caso a su indicación. Voy subiendo y a medida que gano altura empiezan a destacar a mi espalda la magnífica estampa de Las Tres Sorores y a mi izquierda el Gran Bachimala. Sigo avanzando hasta un punto en el que pierdo los hitos. Por mas que miro a todos los lados no distingo ninguno. Así que opto por tirar de intuición. La pedrera la tengo abajo a mi derecha y voy subiendo por roca. Este tramo es duro y con un fuerte desnivel. Deseo, ansioso, llegar al punto más alto para coger perspectiva de la ascensión. Cuando llego arriba veo que estoy en una cresta. Tengo la opción de bajar a la pedrera por una escapatoria fácil y evidente pero me aventuro a seguir la cresta ya que en todo momento se ve clara la posibilidad de bajar al otro camino. A mi izquierda hay un buen "patio" pero la cresta no ofrece dificultad. Mirando el mapa deduzco que he subido por la Cresta de las Mardaneras y ésta va a desembocar al falso collado donde ya se enlaza con el camino que sube por la pedrera y la cresta final de ascenso al Posets. He disfrutado mucho en este tramo, quizás he alargado un poco la distancia pero creo que he ganado en comodidad y en vistas, La cresta final se hace muy bien aunque hay que ir con cuidado. Después de 4 h y media de ascensión llego a la cima. Habia bastante gente arriba y muchos más que subían desde el refugio Angel Orús. Por donde he subido yo sólo he visto a una persona en toda la mañana. Disfruto de las vistas con todas las montañas de Ordesa enfrente, a la derecha el Gran Bachimala y a mi espalda La Maladeta presidida por el Aneto. Como algo y me recreo con las vistas, hago algunas fotos y entablo conversación con algunas personas que están en la cima.

Cresta de las Mardaneras
En la cima. Al fondo las Tres Sororas
Cresta con la cima al fondo
Después de una media hora inicio el descenso, Me esperan 1600 m de bajada que además se ven en su totalidad. Esta vez sí bajo por el camino normal y a la mitad encuentro gente que está haciendo la ascensión. Sigo bajando y vuelvo a perder los hitos, No hay manera de encontarlos y bajo por intución, hasta que poco antes de volver a cruzar las aguas que bajan del glaciar los vuelvo a encontrar, A partir de aquí vuelvo a atravesar el bosque, ahora en bajada, y en 8 h 10 min. ya estoy en el refugio, o sea a las 15:25 h.

Ibones con la Maladeta y el Aneto al fondo
El Bachimala
Algo positivo de la ascensión ha sido que hasta prácticamente las 10 de la mañana no me ha empezado a dar el sol ya que vas protegido de éste por la propia montaña. No había nada de nieve, ya me había informado, por lo que no hacía falta cargar con los crampones. Lo que más me ha costado ha sido el seguir los hitos, es un camino al que hay que prestar mucha atención.

Después de llegar al refugio me lavo, como algo y me dispongo a bajar de nuevo con el coche por la pista ¡¡¡buff!!!. Una vez abajo ya respiro más tranquilo, Pasadas las 9 de la noche llegaba a casa.

Fin de las vacaciones.

Al margen de todas estupendas ascensiones entre idas y venidas he ido saliendo también cerca de casa. Nada especial pero como he ido acompañado quería destacarlo. Una salida fue a Sant Llorenç del Munt con mi nieto Quique. Subimos a La Mola por la Canal de l´Abella. Llegados al Morral del Drac nos desviamos a Sescorts, un lugar estupendo y no muy frecuentado a pesar de su proximidad a uno de los caminos con mayor afluencia de gente: la Carena del Pagès. Después de llegar a La Mola bajamos por Can Pobla hasta Can Robert. En total algo más de tres horas. El niño tiene seis años, está fuerte y no se queja aunque lleva peor las bajadas que las subidas.

El Quique en Sescorts
Otro día subí con mi sobrina Ione al Puigsacalm (1514 m). Aprovechando una visita a la familia de Olot y que ella me preguntó si sabía subir, decidí, en lugar de explicárselo acompañarla personalmente. Subimos por el punto más asequible, es decir, desde el Coll de Bracons (1132 m). Conozco bastante bien esta zona ya que he pasado varias veces tanto por mi cuenta como en carreras de montaña como Cames de Ferro o marchas como Pels Camins dels Matxos o la Lletisonada. Debido a esto hicimos un recorrido circular y fuimos al Puig Tosell (1461 m) para bajar por una canal equipada con cadenas en algunos tramos hasta el Coll de Bracons de nuevo. La próxima será desde Joanetes y eso ya es otro cantar.

La Ione en la cima del Puigsacalm
Bajando la canal
¡¡¡ Esto es todo amigos!!!