domingo, 19 de mayo de 2019

10-03-2019 Marató de BCN

Ha sido mi vigésimo tercera participación en una maratón y la décima en BCN. Mi motivación para correr esta distancia no es la misma que hace un tiempo y mi nivel se encuentra en un claro declive. De todas formas he entrenado bastante bien haciendo tres medias maratones y una carrera de montaña de 48,5 kms. En estos meses de entrenamiento he ido mejorando mi estado de forma pero en las dos últimas semanas he sufrido bastantes molestias en el gemelo derecho, situación que ya empieaza a ser habitual en los últimos años cuando entreno para una maratón, debido a las series y las tiradas largas.

Creo que por nivel estaba preparado para acercarme al sub 3:20 aunque las limitaciones por las molestias en el gemelo me lo han impedido. 

Después de las malas sensaciones de la Maratón de Budapest le tenía ganas a la distancia. Pero está claro que esa excitación que sentía hace unos años la semana anterior a la carrera ya no la siento. Quizás, la energía que le dedico al trabajo, hace que mis pensamientos y sobre todo, mis ilusiones ya no estén tan centradas en la maratón. 

Así que el sábado 9 de marzo tomé el tren en dirección BCN para ir a recoger el dorsal. Antes, este acto, ya por sí, generaba en mí un gran cosquilleo por mi estómago. Ahora, se ha convertido en un trámite más, el cual incluso me fastidia. Durante el viaje estuve observando a las personas que subían y bajaban del tren. Yo definiría el ambiente como de mucha seriedad. No se apreciaba ningún signo de alegría en la gente. Todo el mundo estaba ensimismado en su mundo particular. Unos miraban el móvil y otros, los que iban acompañados, hablaban de situaciones difíciles en el trabajo. Era sábado y nadie parecía estar tranquilo y relajado. Por mi cabeza circulaba la idea de que la situación política catalana y la era post crisis habían sumido a la sociedad en una depresión colectiva.

Al llegar a BCN y coger el metro hacia Plaça Espanya el ambiente cambió bastante. Los residentes o trabajadores de la ciudad seguían el mismo patrón anteriormente descrito pero los turista, que eran muchos, daban otro color.. Estos eran los únicos que parecían alegres y relajados. Lo demostraba su forma de vestir, sus conversaciones, sus risas y sus miradas. Algo es algo, pensé.

Llegué a la feria del corredor con la intención de hacer directamente la gestión y hacer el camino de vuelta a Terrassa. Recogí el dorsal y pasé por los estands, ya que el camino de salida y la recogida de la camiseta así lo requiere. Había personas que paseaban y se paraban a mirar prendas deportivas y todo tipo de complementos. Yo pasaba rápidamente intentando no cruzar mi mirada con ninguno de las empleados para que estos no se dirigieran a mi con el objetivo de intentar que rellenara algún formulario para participar en un sorteo de material deportivo y tener así mis datos para luego llenar mi correo electrónico de publicidad. Me sentía mal conmigo mismo. Tómatelo con más calma, me decía, pero ese pensamiento no producía ningín cambio en mi comportamiento. Había algunos estands que me parecían interesantes, en especial, los relativos a complementos de nutrición durante la práctica deportiva en largas distancias, pero en vez de pararme y curiosera un poco en ellos, aceleraba el paso y los pasaba de largo. Quizás, para compensar, me paré en un puesto de información de la Maratón de Bilbao, la cual hace tiempo que la tengo en mente, por volver unos días a esa estupenda ciudad y porque es una carrera nocturna. Sin más concesiones acabé por salir de la feria del corredor y afrontar el trayecto inverso al realizado anteriormente.



Esa tarde-noche, preparé todo lo necesario para la carrera. Por primera vez en mi vida me estaba planteando la posibilidad de tener que abandonar y no poder completarla. No tenía claro si mi gemelo aguantaría, para ser más exactos, la zona músculo tendinsa del sóleo de la pierna derecha. Al final, se me olvidó preparar, entre los materiales para la carrera, algo de dinero por si debía coger el metro. Supongo que es la falta de costumbre de hacer esto pero que nunca está de más.

Por la mañana vuelvo a tomar en tren en dirección BCN. Este estaba ocupado por personas que claramente iban a realizar la misma actividad que yo y otras que salían de fiesta y regresaban a casa, mostrando signos evidentes de cansancio y excesos. En el metro, mucho más corredores. Al llegar a la zona de salida me dirijo a las escaleras de las Fonts de Montjuich, lugar escogido por los miembros de corredors.cat para hacer una foto y saludarnos. Allí me ecuentro bien saludando a personas con las que he coincidido en muchas carreras y con las que hay una buena complicidad. Los corredores Jorfer y XaviNad celebran su vigésimo quinta participación en esta carrera. Tiene mucho mérito lo suyo. Han vivido muchas épocas de la prueba y sin duda esta es la mejor. Bueno, algo es algo, no todo es depresión y negatividad. El ambiente en general es bueno y la euforia, esa que yo ya no tengo pero que conozco bien, empieza a manifestarse en numerosos grupos de corredores que se van encontrando en la hora acordada. Después de la foto y los comentarios de rigor, cada uno se dirige al guardarropa y a realizar algo de calentamiento.

La ceremonia, ya en los cajones de salida, es siempre la misma. Un spiker gritando intentando que la gente salte, chille, baile y levante los brazos. Música a todo volumen. gente eufórica chocando la palma de las manos. Otros, como yo, prefieren aislarse del sonido cerrando los ojos e intentando conectar con su interior para darse ánimos y coger conciencia de todo el trabajo realizado para poder estar allí en esa momento. Dan el pistoletazo de salida después de escuchar el himno de la BCN olímpica y una lluvia de confetti cae sobre los participantes, en medio de aplausos y gritos. Mi salida es en el tercer cajón, creo que dos minutos después de la primera.

A partir de aquí, las mismas sensaciones de siempre. Un poco de atasco nos hace correr a tirones, bajando el ritmo demasiado o acelerando para superar a alguien demasiado lento. Todos buscamos nuestro lugar y el poder coger el ritmo regular que nos hemos marcado para la carrera. No tardamos demasiado en conseguirlo y en ese momento siento una de las sensaciones que más me gustan de las carreras de asfalto: el avanzar por calles y avenidas de la ciudad escuchando el sonido que produce el contacto de las zapatillas con el suelo. Ese sonido sordo, que amortigua al resto de los sonidos de la ciudad, y que te envuelve y propicia un estado de paz y calma muy atractivo para mi. Fue esta la sensación que más me gustó en la primera carrera en la que participé hace ya algunos años y me sigue fascinando.



No me encuentro muy bien, me siento un poco forzado y no voy cómodo aunque mis tiempos de paso no acaban de ajustarse a los 4:45 minutos por quilómetro previstos. Por si esto fuera poco, mi gemelo me empieza a molestar. No he conseguido solucionar estas molestias y soy consciente que 42 kms. son muchos para correr con ellas, y lo que es peor, que acabe por tener una lesión. Intento, mentalmente, relajar la zona afectada y parece que a momentos lo consigo, pero enseguida el dolor vuelve a instalarse en su sitio. Con esta guerra mental voy haciendo quilómetros. La Meridiana se me hace muy pesada ya que el tramo lo han alargado y no me había estudiado bien los pequeños cambios en el recorrido que la organización había decidido hacer, con el objetiva de hacer la carrer más rápida. Paso la media maratón en 1:41, un poco más de lo previsto pero aún dentro del límite de hacer una marca aceptable y bajar cómodamente de las 3 h 30 minutos. El dolor se acentúa y me tomo un Ibuprofeno para ver si me ayuda. Esto me alivia un poco pero no lo suficiente. tampoco voy cómodo, me siento algo forzado. Así que tomo la decisión de aflojar mi ritmo y controlar el dolor en el gemelo y pasar de mirar el reloj. Esto último es clarament imposible, pero mi objetivo pasa a ser acabar dignamente la carrera y no lesionarme de gravedad. Así que mis parciales van siendo cada vez más lentos pero parece que así voy controlando la situación. Van pasando los quilómetros y cada vez me invade la certeza de que acabaré la carrera. Paso el 30, el 35 y no me estrello contra el muro. en realidad estoy sufriendo poco, aunque me fastidia que me adelante tanta gente. Creo que en 38 paso por el avituallamiento de corredors.cat y aquí me reciben con algarabia y me llaman por mi nombre. La verdad es que esto siempre te da una energía extra durante unos centenares de metros. También hay que reconocer que el ambiente de la carrera a nivel de público es excelente. Encaro la parte final de la carrera, paso por Colón y enfilo el Paral.lel, que este año no se hará entero para suavizar el final de la carrera. Esta variante ya la habían hecho en alguna edición anterior. Paso el 40 y cuando cruzo el 41 me permito gritar a todo la gente de mi alrededor ¡venga, ya lo tenemos, solo nos queda un quilómetro! Ya hacía un rato que me había adelantado la liebre de 3:30. En el final me encuentro bien aunque justo antes de encarar la última recta en la Avda. María Cristina me adelanta como una exalación Manolo M. la liebre de todas las liebres, y el cual este año había aceptado el encargo de guiar al grupo de 3:30, posicionado en el cajón de salida justo detrás del mío. Aprieto lo que puedo y acabo entrando con un tiempo de 3:33:12. El haber dosificado creo que ha sido una buena decisión.


Después de pasar la línea de meta y recoger la bebida me encuentro con un grupo de corredors.cat que acostumbran a esperar un rato al final de las carreras para saludar. Es de agradecer que haya gente tan atenta. Algunos han cumplido su objetivo y han hecho marca personal. Oros se han quedado cerca y otros claramente lejos, pero todos tienen una sonrisa en la cara. Somos conscientes del trabajo que supone afrontar una carrera de esta distancia y eso hace que entre nosotros haya el máximo respeto.

La posición final ha sido la 3103, 112 de mi categoría.

Por cierto, la organización ha estado impecable y los avituallamientos han sido quizás los mejores que he visto nunca en una maratón.

Ahora toca volver en tren a Terrassa, comer y descansar. Mañana, en el trabajo, todos me preguntarán y cuando yo les diga mi marca me dirán "muy bien ¿no?". Y yo diré que si para no tener que dar demasiadas explicaciones aunque la verdad es que no, que no estoy del todo satisfecho, y que creo que aún tengo físico para estar sobre las 3 horas y 20 minutos.

Y lo voy a seguir intentando.

Km 5       24:05        24:05
Km 10     23:13        47:18
Km 15     23:58       1:11:15
Km 20     24:19       1:35:33
1/2                           1:40:49
Km 25     24:42       2:00:14
Km 30     25:46       2:25:59
Km 35     26:49       2:52:48
Km 40     28:26       3:21:41
Final        11:59       3:33:12


No hay comentarios:

Publicar un comentario