miércoles, 16 de marzo de 2016

13-03-2016 Marató de Barcelona

Vigésima participación en un maratón asfaltero, los de montaña los cuento aparte. Estoy bastante contento aunque con un ligero sabor agridulce (nunca estamos contentos). Me explico.

Entrada del guardarropa
Llevaba preparando esta carrera desde principios de diciembre y en estos meses había tenido una evolución muy buena en mis marcas y tenía muy buenas sensaciones. Quizás debería haber hecho más quilómeteos en mis tiradas largas y no haberme centrado tanto en los ritmos pero a toro pasado es muy fácil opinar. El caso es que dos semanas antes de la maratón y más concretamente en la Mitja de Gavà noté unas molestias en los últimos quilómetros en los isquiotibilies de mi pierna izquierda a los que no le di muchas importancia. Estas molestias fueron a más en los entrenamientos de después y prácticamente no he podido hacer nada las dos útlimas semanas. Hice tres sesiones con el fisio pero cuando volví a salir las molestias estaban ahí. Yo tenía la intención de salir con un grupo a buscar el sub 3 h 10 min. Finalmente el viernes antes de la carrera decidí quitarme presión y no marcarme ninguna expectativa, me conformaba con poder acabarla (no estaba nada claro) y disfrutar del ambiente de esta estupenda prueba.

En el cajón de salida
El caso es que con todas las dudas del mundo el domingo 13 de Marzo estaba en mi cajón de salida en la Avda. María Cristina de BCN. Ese momento es estupendo y los corredores entramos en euforia con la música a todo volumen y los nervios por saber que por muy bien que vaya todo en algún momento de la carrera vamos a tener que sufrir. Después de escuchar a Status Quo y a AC/DC suena el himno de la Barcelona olímpica y dan el pistoletazo de salida entre una lluvia de confeti. Mi salida es algo más de tres minutos después de la primera. La gente se saluda, se abraza, se desea suerte y al poco te ves inmerso en una sensación extraña, una especie de silencio producido por el golpeteo en el suelo de miles de zapatillas contra el asfalto que hacen que el resto de sonidos de la ciudad queden amortiguados. Nada más salir me encuentra Víctor y le explico todos mis miedos respecto a mi lesión. De momento me encuentro bien y hacemos unos cuantos quilómetros en los que incluso vamos charlando como si estuviéramos en la terraza de una cafetería. Vamos a un promedio de 4:30 el km. y yo sé que no podré seguir mucho así si no lo quiero pagar en la segunda parte de la carrera. Por cierto, de mis molestias de momento nada de nada. Vamos juntos hasta el km, 18 , donde empieza la Meridiana y dejo que se vaya alejando de mí poco a poco.

Con Víctor por la Gran Vía
Paso la mitja en 1:34:59, es decir a 4:30 clavados. Demasiado rápido pero sigo sin tener molestias. Los quilómetros van trancurriendo y mis parciales empiezan a ser más lentos. Hasta el km 25 no he hecho ningún 5000 a más de 23 min, incluso del 10 al 15 he corrido en 22:07 pero ahora ya las sensaciones no son tan buenas, mi correr es cansino y empiezan a adelantarme bastante corredores, señal inequívoca de que estoy yendo a menos.

En la Diagonal. Km 27 o 28
Estoy, como siempre, corriendo de más a menos (creo que no sé hacerlo de otra manera) pero la lesión sigue sin dar señales por lo que sigo contento. Empiezo a tener dolores musculares en otras zonas de mis piernas y mi estilo de correr es cada vez menos elegante. Aún así sigo con las convicción de que estaré entre 3:15 y 3:20, más cerca del primer marcador que del segundo.

Por la catedral, km 38
Los últimos quilómetros se me hacen realmente duros y mi parcial del 35 al 40 es de más de 26 minutos. Llego a Colón y ya sé que solo nos queda subir el Paralelo. Un certeza sí tengo y es que la voy a acabar y saboreo casi con lujuria ese pensamiento. También sé que me esperan dos quilómetros de subida y que peligra el sub 3:20. El público en este tramo (y en otros muchos) no deja de aplaudir, animar, llamarnos por nuestro nombre y eso te da mucha energía aunque voy bastante castigado. Pienso en todo el tiempo que he dedicado a entrenar y en la suerte que he tenido al haberme respetado la lesión. Voy buscando con mi mirada a alguien conocido. Finalmente veo entre el público, ya pasado el km 41, a Elena, compañera de mis clases de PNL y una buena amiga y me da muchos ánimos. Me hizo ilusión verla allí. Ya estoy en Plaça Espanya y entro en la recta de meta. Miro el reloj y veo que el sub 3:20 se va a hacer puñetas y sacó algo de casta y de orgullo. Me obligo a apretar esos 195 metros finales y consigo por muy poco este último objetivo. Llegada en 3:19:56. Ya puedo parar y descasar.
Entrando en meta
Lo del sabor agridulce lo decía porque hubiera firmdo esta marca sin duda el día anterior pero no durante los 30 primeros quilómetros de esta carrera. Hay un dicho entre los corredores que dice que la maratón empieza en el km.30 y sin duda es cierto.

Con mi medalla después de la carrera
Estoy realmente contento por como ha ido todo y el tener un balance de 20 maratones como "finisher". Mi posición ha sido la 2575 de unos 17000 corredores que han tomado la salida de un total de 20400 inscritos. Ah, y sin tomar geles, solo agua, bebida isotónica, frutos secos y algún trozo de plátano.
Saludando a Juanjo, un gran mossenaire
Esta carrera está adquiriendo unas dimensiones espectaculares. Tiene un gran ambiente de público, con bastantes actuaciones musicales durante todo el recorrido, la ciudad se tira a la calle para animar y la organización ha estado perfecta. Una gran experiencia.