sábado, 30 de octubre de 2021

19 al 22 de Octubre 2021-Valle de Pineta y de Ordesa

Aprovechando el buen tiempo de este mes de Octubre decidimos , Antonio y yo, pasar unos días por el Valle de Pineta y el de Ordesa. Continúo con mi idilio con esta zona de los Pirineos aragoneses, quizás algo obesivo, pero que tan buenos buenos momentos me ha proporcionado en estos últimos años. Antonio parece también haberse envenenado del ambiente soberbio de estas montañas. En un principio la idea era  hacer una travesía pero debido al hecho de que los refugios franceses ya están cerrados, decidimos pasar dos noches en el refugio de Pineta y dos más en el de Góriz. Así pues, el lunes 18 de Octubre salimos por la tarde desde Terrassa para pasar nuestra primera noche en Pineta. Había poca gente pero lo suficiente para pasar un buen rato cenando en compañía de una chica de Vitoria-Gasteiz y de dos hombres de Valls. Al día siguiente teniamos previsto subir al Balcón de Pineta y seguir hasta los Astazous.



Martes 19 de Octubre. Refugio de Pineta-Balcón de Pineta-Astazou Oriental-Cuello de Astazou y vuelta al refugio.

Sobre las 7:30 de la mañana salimos del refugio (1200 m). Lo hicimos andando aunque se puede llegar en coche hasta el aparcamiento situado dos quilómetros más arriba. Desde allí cogimos la pista y después de cruzar un puente por el que bajan las aguas que dan nacimiento al río Cinca, sale a mano izquierda un sendero bien indicado que sube hacia el Balcón de Pineta. En este punto se nos une un chico que venía desde Cáceres y que estaba haciendo rutas por esta zona. Así que, poco a poco y entre animadas charlas, iniciamos la dura ascensión. Desde este punto se ganan hasta el balcón 1100 m de desnivel y a medida que se va progresando la pendiente es mayor. El camino asciende en un zig-zag continuo hasta arriba. Lo hacemos a buen ritmo, sin prisa pero sin pausa, y a medida que ganamos altura vamos adquiriendo mejores vistas del Valle de Pineta. Hacia arriba, mejor no mirar mucho. A mitad de la ascensión nos encontramos con unas personas que están delimitando el camino de subida, para evitar que se generen nuevas trazas. Lo hacen poniendo piedras. Duro trabajo, en un ambiente magnífico, y que nada tiene que ver con la comodidad de una oficina. Seguimos subiendo y por fín llegamos al Balcón de Pineta (2520 m). Aquí paramos a comer algo y disfrutar de la espectacular cara norte del Monte Perdido y del Cilindro de Marboré.

Vistas del Valle de Pineta desde El Balcón

Cara norte del Monte Perdido

Nuestro compañero de viaje decide quedarse por esta zona, como mucho llegará hasta el Lago de Marboré. Nosotros seguimos con la ayuda de hitos y bordeamos el lago por nuestra izquierda y podemos contemplar la Brecha de Tucarroya con su característico refugio.

Lago de Marboré y Brecha de Tucarroya

Vamos ganado altura hasta que distinguimos el Collado Swan, el cual divide los dos Astazous. Para alcanzar el collado hay una subida con mucha pendiente y piedra suelta, bastante incómoda pero que superamos sin problemas. En el Collado Swan dejamos las mochilas y seguimos progresando a nuesta derecha hacia el Astazaou Oriental (3071 m). Tardamos algo más de lo que a simple vista nos parecía. Las vistas desde aquí son estupendas con la cara norte del Monte Perdido y el Cilindro frente a nosotros, el lago de Marboré a nuestros pies y la cara norte del pequeño Astazou a nuestra derecha. 

Monte Perdido y Cilindro


Lago de Marboré desde el Astazou Oriental

Cara norte del Astazou Occidental

Después de hacer algunas fotografías descendemos de nuevo al collado. Como vamos ya un poco justos de tiempo y el Astazou Occidental (3015 m) presenta alguna pequeña dificultad, decidimos descartar su ascensión y vamos directos hasta el Cuello de los Astazou (2955 m). Volvemos a disfrutar de unas vistas espectaculares con el Circo de Gavarnie a nuestros pies y enfrente la Brecha de Rolando hacia la parte francesa, Refugio de Serradets, el Casco, El Taillon, cara norte del Pico de Marboré, Vignemale... Es todo un lujo el poder contemplar estos paisajes. 

Vistas desde el Cuello de Astazou

El Vignemale desde el cuello

Pero el día se nos echa encima y ahora hay que descender todo lo ascendido. Asi que sin tiempo para más, deshacemos el camino y llegamos de nuevo al Balcón de Pineta. Volvemos a parar para comer algo y contemplar por última vez este magnífico circo. El sol todavía nos da de lleno. Ahora queda lo peor, una bajada muy directa en la que se pierden 1300 metros. Con calma, con paciencia y con la alegría de haber vivido una jornada estupenda, vamos descendiendo. A las 7 de la tarde llegamos al refugio, reventados de cansancio pero muy felices. Una Coca-Cola, una buena ducha y a las ocho ya estamos en la mesa para cenar y recuperar energías. Lo hacemos en  buena compañía, con una familia de Zaragoza, ya mayores, y que aún estando alojados en el Parador Nacional, querían cenar en al refugio porque les gustaba más el ambiente, ya que habían recorrido estas montañas durante muchos años. También nos acompañó un hombre de Alicante. Nos hemos sentido muy a gusto en este refugio y muy bien atendidos por Quique, el guarda, Según él, Pineta no es Góriz, viene menos gente porque aquí las excursiones son más exigentes.

Refugio de Pineta


Miércoles 20 de Octubre. Pradera de Ordesa-Barranco de Carriata-La Fajeta-Faja de las Flores-Cuello de Millaris-Góriz.

Salimos temprano del Refugio de Pineta en dirección a Torla. En lugar de llegar a Aínsa, a la altura de Escalona cogimos el desvío que se adentra por la parte baja del Cañón de Añisclo y llega a Sarvisé, pasando por Fanlo y Nerín. Es una carretera con muchas curvas pero muy bonita si no se tiene prisa. Nosotros no la teníamos especialmente y elegimos esta opción. Sobre las 10 de la mañana salíamos de la Pradera de Ordesa (1300 m) con mucho peso en la espalda: saco, crampones, piolet y comida y ropa para tres días. Sabíamos que la subida es dura ya que teníamos que salvar 1000 m. de desnivel por una ruta muy vertical, pero preferimos escoger este camino en lugar de hacerlo por la típica subida hasta la Cola de Caballo. La ascensión la conocíamos ya que la habíamos realizado este mismo año en el mes de Julio, pero con mochila de un solo día, mucho más reducida. Así que una vez preparados y sin pensarlo mucho, nos pusimos en marcha. Yo había hecho este mismo itinerario hasta Góriz en seis horas pero sabía que hoy sería otro cantar. Iniciamos la ascensión con un cielo azul espectacular pero ya antes de salir del bosque vimos que el azul se estaba conviertiendo en un blanco y gris que podría traernos mal tiempo. 

Subiendo , con vistas al Tozal del Mallo

A pesar del peso subimos a un ritmo aceptable, sin prisa pero sin pausa. Decidimos progresar por la Fajeta ya que, con el peso, entendimos que podría ser más complicado hacerlo por las Clavijas de Salarons. Subimos concentrados en la grimpada, que de entrada, con el camino seco, no reviste mucha dificultad. Esta zona es espectacular por su verticalidad y las sensaciones que se tienen en ese entorno.

Iniciando la grimpada

Paso de Salarons, inicio de La Fajeta

Llegamos por fin arriba y paramos a comer algo. Vemos a dos chicos que están subiendo por las clavijas y con los que coincidiríamos en varios puntos de la travesía. Ellos bajarían hacía las Clavijas de Cotatuero, una actividad que me gustaría hacer algún día pero que de momento no ha encartado, no tenemos arnés y no me atrevo a hacerla sin este material. El cielo ya está gris y la niebla va subiendo de los valles, de momento no parece muy espesa y va jugando con nosostros, tapando y dejándonos ver a su antojo. Después de comer hacemos los últimos metros de subida y entramos en La Faja de las Flores (2300 m). Sabemos y aceptamos que es un camino espectacular pero quizás por el hecho de que durante la subida ya se disfruta de ese entorno vertical, no nos impresiona especialmente. Pregresamos por la faja hasta el final de ésta, pero la niebla nos impide disfrutar de las vistas que desde aquí se pueden contemplar: las Tres Sorores al frente, la Brecha de Rolando a nuestra izquierda y el Circo de Cotatuero a nuestros pies. 

Faja de las Flores


Como no podemos disfrutar de esas vistas maravillosas porque nos quedan tapadas, no nos queda otra que centrarnos en el camino que tenemos por delante. A mí me gusta mucho esta zona y Antonio tambén la ha disfrutado. Es un mar de piedra y hierba, que en algunos puntos me recuerda a un paisaje lunar y donde hay que estar atento para seguir los hitos, no por su escasez sino por su abundancia, hecho que puede despistar un poco y donde hay que tirar de intuición (y de mapa) para seguir en la dirección adecuada. 





Después de alguna indecisión encontramos el camino correcto y llegamos a la Plana de San Fertús, o así lo pensamos. Antes de llegar al fondo de la planicie tenemos la inmensa fortuna de encontrarnos con un grupo de sarrios (rebecos, izards) de al menos treinta ejemplares. Al acercarnos salieron corriendo con esa plasticidad que les caracteriza. Fue un momento mágico, único, inmersos en un entorno impresionante, rodeados de montañas y praderas, en silencio y sin ninguna presencia humana. No se puede pedir más. Cargados de esa energía nos paramos en la caseta de pastores a comer otra vez. Aquella pradera de hierba amarilla, rodeada de roca blanca, me evoca recuerdos de esas peliculas americanas, con indios y bisontes aunque en una dimensión mucho más reducida. La imaginación es libre y este lugar es un alimento para ella. 





Después de saborear esta experiencia seguimos nuestro camino hasta alcanzar el Cuello de Millaris (2457 m). Desde aquí solo queda descender hasta Góriz. Lo hacemos en silencio, disfrutando de las sensaciones de lo vivido y del momento. Es un día laborable del mes de octubre y somos unos privilegiados. Llegamos a Göriz (2200 m) pasadas las 6 de la tarde. El refugio está en obras, todo el antiguo comedor está desmantelado. Nos colocan en una habitación para ocho personas y la ocuparemos cuatro. Hay gente en el refugio, no como en verano, pero me sorprende para las fechas que son. De nuevo, como un ritual, nos tomamos una Coca-Cola antes de darnos una buena ducha. La cena se sirve a las siete. un poco pronto para nuestro gusto ya que no hay segundo turno y después de cenar ya no hay nada que hacer. Cenando seríamos unas veinte personas. A las 9 ya estábamos en la habitación para descansar. Aún nos quedaban dos jornadas de montaña. 

Jueves 21 de Octubre. Góriz-Collado de Arrabio-Punta de las Olas-Soum de Ramond.

En un principio, el plan de esta jornada era más exigente, incluyendo el Monte Perdido, pero no lo vimos del todo claro y decidimos dar media vuelta y volver a Góriz por el mismo camino. Desayunamos a las 7 de la mañana y salimos todavía de noche, aunque antes de llegar al Collado de Arrabio (2343 m) ya pudimos apagar nuestros frontales. Desde aquí tomamos el GR11 en dirección al Collado de Añisclo. 

Collado de Arrabio


Me imaginaba este tramo más llano pero no paramos de subir hasta llegar al sendero que abandona el GR y sube directamente hasta la Punta de las Olas. Este desvío se encuentra a 2655 m y sin problemas, con una subida continuada pero agradable, por un camino muy bien marcado, llegamos a la Punta de las Olas  (3002 m). 

Subiendo a la Punta de las Olas



El lugar es magnífico, un desierto de roca con el Soum de Ramond enfrente (Pico de Añisclo) y detrás de él, el Monte Perdido, aunque éste queda tapado. A nuestros pies queda la increíble hendidura del Cañón de Anisclo y a nuestra derecha los dos Baudrimont o Puntons de Tromosa. Es este maravilloso paisaje nos paramos a comer. El día está como el anterior. A momentos todo tapado por la niebla pero de repente se abre y nos ofrece la visión de un paisaje de alta montaña, con la imagen piramidal del Soum de Ramond. 

Punta de las Olas

Soum de Ramond desde la Punta de las Olas

Con buen ánimo y poseídos por la magia del lugar seguimos avanzando por camino y pedreras hasta llegar a una bifurcación donde deducimos que hay que seguir hacia la izquierda para hacer cima. La subida no hace buena pinta, es una pedrera de piedra suelta y con bastante inclinación que hace que nos tengamos que esforzar mucho. Hemos dejado las mochilas en la bifurcación ya que la sensación de soledad es absoluta. Me vienen a la cabeza comentarios de personas que desaconsejan totalmente dejar solas la mochilas ya que son frecuentes los robos. Es muy triste que ni siquiera en la montaña uno se pueda fiar de ciertas conductas humanas y me pregunto que valores tienen estos montañeros. En la montaña siempre ha prevalecido el compañerismo, la ayuda, la complicidad, aunque por suerte creo que la inmensa mayoría respeta este código. Bueno, la verdad es que subimos muy tranquilos sin pensar en esta posibilidad y centrados en superar con mucho esfuerzo la subida a la cima. Llegamos al Soum de Ramond (3259 m) y desde allí tenemos muy cerca la cima del Monte Perdido, con personas que la han coronado por el camino clásico. Disfrutamos durante un rato con las vistas, cuando la niebla nos deja. 

Haciendo cima

El Monte Perdido desde el Pico de Añisclo



No sabemos exactamente por donde tenemos que continuar. Hay que bajar de nuevo hasta el punto donde dejamos las mochilas, que estaban allí, exactamente igual que las dejamos. Seguimos hacia la izquierda y dejando a nuestra derecha la punta Noroeste del Baudrimont, los hitos nos invitan a bajar hasta un gran nevero que tenemos que remontar. No lo hacemos. No sabemos si es por aquí exactamente o hay que franquear las paredes que quedan a nuestra izquierda para avanzar en dirección al Cuello del Monte Perdido. Como no lo tenemos claro y la niebla cada vez se cierra más, decidimos aceptar su invitación a la retirada y damos media vuelta, un poco tristes pero con la certeza de haber hecho lo correcto. 

Baudrimont Noroeste


Aquí no lo tuvimos claro

Ya de vuelta nos encontramos con un grupo de personas que también subían al Pico de Añisclo. Habíamos coincidido la noche anterior en el refugio y lo volveríamos a hacer otra vez esta noche. Más adelante, de nuevo en la Punta de las Olas, nos encontramos con nuestros compañeros de habitación que también estaban por allí, aunque con un plan un poco disperso ya que querían llegar al Collado de Añisclo y luego bajar a Fon Blanca y volver a subir a Góriz por el Collado de Arrabio. Les comento que siendo la hora que es y con el desnivel que les espera después de Fon Blanca, es quizás un poco temerario, no por difícil sino por distancia. Los dejamos allí, intentando ponerse de acuerdo entre ellos, sobre si llevaban a cabo el plan previsto o si  seguían hacia adelante y hacían la misma cima que nosotros. Iniciamos pues el descenso y nos lo tomamos con mucha calma. Queremos disfrutar del magnífico ambiente de rocas con la aparición de algunos sarrios que nos controlan. Nos sentimos contentos, felices y en paz y en ese estado vamos avanzando hasta llegar de nuevo al refugio. 

Morrón de Arrabio

Llegando a Góriz

Creo que serían las 5 de la tarde. De nuevo, el ritual de siempre: Coca.Cola, ducha y a esperar la hora de la cena. Otra vez  a las 7 de la tarde aunque uns pocos lo harán a las 8. Hoy hay más gente que ayer. Poco a poco llegan las personas con las que hemos coincidido por las alturas. Los primeros han hecho cima y los segundos han avanzado un poco más pero han decidido dar media vuelta. Según uno de ellos, habrá más oportunidades y si no en otra vida. Después de cenar poco nos queda por hacer y, superando nuestro récord, a las 8:30 de la tarde ya estábamos en el saco. Eso sí, aguantamos una hora tumbados y hablando de nuestras cosas. La noche se hará muy larga.

Viernes 22 de Octubre. Góriz-Cuello Gordo-Punta Acuta-Torla.

De nuevo desayunamos a las 7 de la mañana y salimos de noche. Hoy la idea es bajar a La Pradera, donde tenemos el coche, pero en lugar de hacerlo por el Circo de Soaso lo haremos por las alturas y en Punta Acuta nos desviaremos para enlazar con la Senda de los Cazadores. Como ya he dicho, salimos de noche, pero al poco rato nos sobra la luz del frontal. Hace un día estupendo, con un cielo despejado y podemos contemplar como los primero rayos de sol se proyectan en las alturas en contraste con la sombra del resto del paisaje. 



Haremos unos cuantos quilómetros con el Cañón de Ordesa a nuestros pies. La luna todavía está presente, altiva, resistiéndose a no ser parte del espectáculo. El camino es bastante llano aunque en algunos tramos sube y baja, y vamos manteniendo una altura similar a la del refugio. También atravesamos algunas fajas hasta llegar a Cuello Gordo (2185 m), una amplia superficie de hierba, con muy buenas vistas de 360º. Pasado el Cuello Gordo, y poco antes de llegar a la pista encontramos a un hombre haciendo fotografías y nos paramos a hablar un rato. Cuando le explicamos la ruta que queremos hacer nos comenta que la bajada desde Punta Acuta es un poco expuesta con diversos pasos con cadenas. La verdad es que no nos habíamos informado, solo había visto la traza de sendero en el mapa y habíamos dado por hecho que era un camino "normal". Nos despedimos y en poco rato llegamos a la pista. 

Cuello Gordo


De nuevo, las Tres Sororas (Soum de Ramond, Monte  Perdido y Cilindro de Marboré)

Cañón de Ordesa

Ahora toca disfrutar de toda una serie de miradores al cual más espectacular. Nos sentimos abrumados y pequeños ante tanta belleza. Se nos acaban los adjetivos y no paramos de sorprendernos ante las diferentes perspectivas que, ante nuestros ojos, van adquiriendo las  zonas altas presididas por las Tres Sorores, Brecha de Rolando y Taillon, el fondo del cañón, y las paredes de enfrente con La Fraucata, el Barranco de Cotatuero, Faja de las Flores, Barranco de Carriata, Tozal del Mallo...



Llegamos a Punta Acuta y dejamos la pista. Bordeamos esta colina puntiaguda por la derecha, primero por un sendero estrecho pero bien trazado y luego sin sendero por un terreno muy descompuesto. hasta llegar al desvío que a la derecha nos debe conducir a la Senda de los Cazadores. Al llegar al desvio vemos que en esa segunda parte, el sendero discurría a mayor altura y no hemos sabido verlo. Tomamos a la derecha el camino y en poco tiempo ya podemos ver que será una ruta difícil. La bajada se ve muy directa y es muy pronunciada. No nos sentimos seguros debido al peso de las mochilas y aunque descendemos durante un tramo, hasta el  inicio de las primeras cadenas (en un camino ancho sin complicaciones aparentes), tomamos la decisión de dar media vuelta y bajar hasta Torla. En realidad este era el plan inicial pero como entre semana no había servicio de bus hasta La Pradera, tuvimos que subir en coche y por eso nos planteamos bajar por la Senda de los Cazadores. Lo dejaremos para otra ocasión, con material más ligero. Así pues, comenzamos a bajar por la pista hasta encontrarnos señales del PR-129 , el cual baja de forma más directa y va cruzándose de vez en cuando con la pista. Se  nos hace un poco pesado pero bajamos bien y llegamos a Torla después de 22 kms. y siete horas de camino. Nos dirigimos entonces a la estación de autobús para tomar el primero que suba a La Pradera y coger el coche. Para bajar debemos hacerlo detrás de un bus ya que ellos tienen controlado el tráfico de esa carretera. A las ocho de la tarde llegamos a Terrassa, contentos, satisfechos y cansados. Ahora hay que esperar a que todas las vivencias y sensaciones experimentadas maduren en nuestro interior.

Bajando a Torla por el PR-129

Han sido cuatro días estupendos. Creo que en la crónica ya he utilizado todos los adjetivos posibles y repetirlos sería redundante. En mi interior ha quedado un poso de sensaciones, experiencias y aprendizajes que permanecerá durante muchos días. Espero que también sea así en el caso de Antonio, al que he visto disfrutar y sorprenderse en muchos momentos durante estos días. Me quedo con todo: los cañones, las montañas altas, los mares de piedra y hierba, los circos lunares, las fajas... y por supuesto con las personas con las que hemos coincidido y con las que hemos compartido caminos y cenas en los refugios. Todo, en estas montañas, me parece alimento para nuestros sentidos y para nuestras almas. 












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