viernes, 3 de enero de 2014

Sweet Memories with Rush


Me gusta el rock desde los catorce años. Cuando escuché el Made In Japan de Deep Purple después de varias veces supe que aquello era lo mío. Después vinieron muchas bandas y muchos discos llegando a cotas de emoción y entusiasmo muy altas. Por citar a algunas destacaría a Led Zeppelin, Ted Nugent, Rory Gallagher, Lynyrd Skynyrd, Lou Reed, Neil Young, Pink Floyd y un largo etcétera de grupos y artistas hasta llegar a la banda más importante para mí a nivel personal: RUSH. Después de bastantes años de escuchar y vivir el rock estaba saturado y necesitaba un cambio. Este me lo proporcionó el jazz y durante bastantes años cambié a las bandas que he mencionado por otros nombres como Miles Davis, Pat Metheny, John Coltrane, Dexter Gordon, Ron Carter, Ray Brown, Charlie Parker y otro largo etcétera de nombres ilustres y piezas fundamentales en la historia de la música. Además tuve la oportunidad de asistir a muchos grandes conciertos en La Nova Jazz Cava de Terrassa y me siento muy afortunado por haber vivido y disfrutado esa época tan estupenda. Tenía mis vinilos de rock guardados en un armario y mi viejo plato también. Un buen día sentí la necesidad de escuchar de nuevo aquellos temas que me habían hecho vibrar tanto. Me tuve que comprar un plato nuevo y empecé a remover entre los discos a ver por cuáles me decidía aunque en realidad ya lo sabía. Después de varias escuchas cogí el disco “A Farewell to Kings” (1977) de Rush. Cuando empezó a sonar mis emociones se desbordaron de tal forma que hasta yo me sorprendí. ¡Qué pasada!, ¿cómo podía haber estado tanto tiempo sin escuchar todo aquello? Luego escuché “Hemispheres” (1978) y casi rompo a llorar. Explico todo esto porque he tenido los mismos sentimientos estos días al ver el documental “Rush: Beyond The Lighted Stage” (2010). Me lo ha regalado mi hijo Aitor esta Navidad y se lo agradezco profundamente. Ha sido todo un detalle y un gran acierto por su parte.

Supongo que muchos ya lo habréis visto y que ya voy tarde. Recuerdo que el amigo Wester me lo recomendó hace bastante tiempo pero mi poca destreza con la tecnología hizo que no lo pudiera ver y me olvidé. Ahora que lo he visto entiendo sus comentarios y su insistencia para que lo viera.

Conocí a Rush con 18 años, o sea en el año 1982. Solía acudir a un bar musical de Terrassa llamado Chrysalis, en la calle de La Rasa, donde ponían muy buena música. Un día escuché un tema que me llamó  mucho la atención y que no conocía. Después de varios días de escuchar esa canción le pregunté al disc-jockey qué era aquello. Me dijo que era una banda llamada Rush y me apuntó el título del disco: “A Farewell to Kings”. El tema se titulaba “Xanadu” y me parecía increíble. Estuve buscando el disco pero estaba descatalogado y no lo encontraba. Así que me olvidé porque aún tenía muchas bandas por descubrir. Pero la vida estaba empeñada en que no me olvidara de Rush y el día 5 de Enero de 1983, el día de mi decimonoveno  cumpleaños, Mayte se presentó en la puerta de mi trabajo a las ocho de la mañana con un regalo. ¡Qué detalle más bonito! No había encontrado el disco que yo buscaba pero acababa de editarse “Signals” (1982) y pensó que era una buena idea regalármelo. El disco me gustó pero era diferente a lo anterior. Había mucho teclado aunque tenía grandes temas. Pero había una cosa que no me convencía y era el hecho de que un mismo músico tocara el bajo, los teclados y además cantara. Creo que una banda de rock ha de ser capaz de tocar los temas de sus discos en vivo de la forma más fiel posible y pensaba que Rush no podía cumplir con ese requisito por lo que mantuve una cierta distancia con aquel disco aunque me gustaba. Años después fue uno de mis trabajos favoritos. Pero aún tuvo que pasar un tiempo y tuve que cumplir con mis obligaciones patrióticas y hacer el servicio militar. En ese periodo además de rock disfruté bastante con la "movida" española con grupos como Golpes Bajos, Radio Futura o Parálisis Permanente. 

Después de licenciarme llegó a mis manos el disco “Permanent Waves” (1980), creo que era del Wester y también me gustaba bastante aunque se me hacía un poco pesado de escuchar. Aun así lo grabé en una cinta de cassette y lo devolví. Algunos días después, volviendo a casa después de salir por la noche, iba escuchando este disco en mi Simca 1000. Antes de llegar a casa, en un momento de inspiración, toda esa música me entró de golpe como un torrente incontrolable de energía. No me podía creer lo que estaba escuchando. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? ¡Qué bueno era aquello! Hasta que no lo escuché entero no subí a casa y a partir de ese día supe que me tenía que dedicar a conocer la discografía de Rush aunque aún no era el momento ya que estaba muy ocupado en prepararlo todo para unír definitivamente mi vida a la de Mayte.


Decidí ir poco a poco para poder sacarle partido a cada trabajo. Como los discos de Rush no eran fáciles de encontrar en Terrassa los pedía por encargo en una tienda que se llamaba Record Pool. Empecé por el primero de la discografía de título “Rush” (1974). Ya vi que era bastante distinto a lo que conocía, era más guitarrero y simple, pero también me gustó y entendí que la mejor forma para disfrutar de cada disco era seguir su orden cronológico y creo que fue un  acierto. Así conocí “Fly by Night” (1975), “Caress of Steel” (1975), “2112” (1976) y su primer doble en directo “All the World´s a Stage” (1976) y cada día me gustaban más. Un día fui a Barcelona y pasé por discos Castelló y miré a ver si tenían algo de Rush. ¡Qué pasada, tenían un montón! Me tiré la manta a la cabeza y compré todo lo que no tenía: “A Farewell to King”, “Hemispheres”, “Permanent Waves”, “Moving Pictures” (1981), “Grace Under Pressure”(1984) y “Power Windows”(1985). Ya no me dosifiqué y me dediqué en cuerpo y alma a escuchar estos discos. Imaginaos como me sentí cuando descubrí “Moving Pictures”, posiblemente el mejor disco de Rush y seguro que uno de los mejores de la historia del rock. En cambio “Power Windows” me costó de asimilar con todos esos sintetizadores, aunque debo reconocer que con el tiempo ese trabajo también me acabó gustando mucho.

Seguía manteniendo mis dudas respecto al potencial en directo de la banda. El primer directo “All the World´s a Stage” pertenece a la época en la cual aún no utilizaban teclados y los temas no eran tan complejos como los de su segunda época. Una noche estábamos haciendo vivac en una bauma en el Camí de la Font Soleia, en Sant Llorenc del Munt. Estábamos en el saco de dormir mirando las estrellas y charlando tranquilamente. Prácticamente nos íbamos a dormir cuando nuestro amigo Juan Carlos llegó con su radiocasete. Evidentemente nos revolucionó y nos dijo que traía material de Rush que no conocíamos. El disco era el doble en directo “Exit…Stage Left” (1981) y resolvió todas mis dudas sobre la capacidad de Rush de tocar esos temas en vivo. Aquella noche, en la montaña, pude disfrutar por fin, sabiendo que lo que había en los discos de estudio era posible tocarlo en directo por un trío. Cada tema que escuchaba era celebrado por mí con un enorme entusiasmo. Fue una gran noche.

A partir de aquí todo se aceleró. Nuestro amigos Tomás y Andrés abrieron un bar musical y le llamaron “La Villa Strangiato” (temazo del disco Hemispheres) y cada fin de semana acudíamos a escuchar los discos de Rush (y de otras bandas) entre alcohol, humo y muchas ganas de diversión. Mi cuñada Marisa también puso su granito de arena y en una ocasión que estuvo en Madrid tuvo el detalle de regalarme un par de videos que encontró. Uno era la grabación de la gira “Grace Under Pressure” de 1984 y el segundo era un recopilatorio de video clips de título “Trought the Camera Eye”. Ya hacía tiempo que tenía el video “Exit..Stage Left” y cualquier excusa era buena para acudir a mi casa a ver una y otra vez estas filmaciones.

La vida seguía y la fiebre por Rush fue normalizándose aunque esperábamos con ansia nuevos trabajos. Su disco “Hold Your Fire” (1987) fue una pequeña decepción pero nada comparable con la de “Presto” (1989), para mí su peor trabajo de los que yo conozco. “Roll the Bones” (1991) supuso una mejoría aunque para mi gusto bastante lejos de aquellos memorables trabajos de su época dorada. Entre medias de todo esto se editó “A Show of Hands” (1989) otro doble en directo y video de la gira. Pero en esta tiempo ocurrió un hecho muy destacable que marcó para siempre el idilio mío y de otros amigos con Rush.

Nos enteramos que había un pub de Barcelona que organizaba un viaje a Londres para ver a Rush en directo. Muchos amigos decidieron que iban a ir. Yo ya tenía a mis dos hijos: mi hija Arantxa iba a cumplir cinco años y Aitor dos. El problema es que el concierto era en plena Semana Santa. Esos días siempre íbamos en plan familiar con nuestras amistades normalmente a la montaña y dejar a mi familia para irme yo a Londres a un concierto me parecía un poco egoísta. Mayte me sacó de dudas enseguida y me dijo que me fuera a Londres, que ellos se irían igualmente sin mí. Creo que nunca se lo he agradecido lo suficiente. Supongo que sabía lo que representaba para mí ver a Rush y también supongo que valoró que si no iba mi mal humor podría llegar a límites insospechados. Así que en la Semana Santa de 1992 mi familia se fue a una masía alquilada a Sant Pau de Seguries y yo me fui a Londres a ver a Rush.

Llegamos a Londres sobre la una de la madrugada. Teníamos entradas para un concierto pero ellos actuaban dos días seguidos. Por la mañana nos dirigimos a la tienda de discos Virgin y compramos también entradas para la otra actuación que era esa misma noche en el Wembley Arena. Como sacamos las entradas el mismo día eran entradas al fondo del pabellón. Me sorprendió que las entradas fuesen numeradas y todo el mundo ocupara su asiento. Incluso si alguien llegaba tarde unas acomodadoras, como en el cine, acompañaban a las personas hasta su localidad. Tampoco se podía fumar y las cervezas eran de baja graduación. Todo eso no fue problema para disfrutar del concierto a tope. Como estábamos en una zona algo alejada y no teníamos gente detrás nuestro podíamos estar de pie y moviéndonos. No entendía como el público podía permanecer sentado ante aquella avalancha de música. Yo disfruté de lo lindo y para ser sincero prácticamente no vi el concierto. Lo pasé con los ojos cerrados, disfrutando de lo que estaba escuchando y a veces me decía a mí mismo “abre los ojos y mira, estás en un concierto, está tocando Rush” pero la emoción y la pasión me impedían abrirlos y me encontraba en un estado de éxtasis. Sabía que ellos estaban allí y que lo que escuchaba no era ningún disco. También sabía que al día siguiente los volvería a ver y ya haría el esfuerzo por mirar, pero ese día me dejé llevar. Salimos del concierto en una nube y con ganas de volver a disfrutar de aquel gran espectáculo. En el segundo concierto teníamos las localidades en un lateral pero bastante más cerca del escenario que la noche anterior. Me lo tomé con más calma y estuve más atento a lo que ocurría delante de mis ojos. Como estábamos rodeados de gente no podíamos estar de pie ya que si alguien se levantaba todos los de detrás también debían hacerlo. A veces era inevitable el levantarse pero los ingleses no se enfadaban. Al revés, aprovechaban y así se levantaban y se movían también. Yo creo que en el fondo les gustaba y les servíamos de excusa para desmadrarse un poco.
En los dos conciertos acudimos con una pancarta reclamando su presencia en Barcelona pero evidentemente no tuvimos éxito. Y esto es algo que les reprocho. Una vez, en una entrevista, les preguntaron por qué no venían a España y la explicación que dieron fue que su nivel de ventas aquí era muy bajo. La mayoría de mis discos son ediciones holandesas y estoy seguro que si vinieran llenarían el Palau Sant Jordi. Vendrían fans de toda España y seguro que de Francia. Los seguidores de Rush son muy fieles y creo que deberían tener un poco más de consideración hacia los fans de aquí.

Después de los conciertos de Londres todo se fue relajando. Mi afición al rock fue en descenso y cada día me interesaba más el jazz. Los nuevos disco de Rush no me entusiasmaban y “Counterparts” (1993) fue el último trabajo que compré y es el único que tengo en formato CD. Es un gran disco pero ya no me entusiasmó. El resto no los conozco a excepción de su último trabajo de 2012 “Clockwork Angels” que al principio  parecía que sí, pero a las pocas escuchas dejó de interesarme. Antes editaron “Test For Echo” (1996), “Vapor Trails” (2002), “Feedback” (2004, álbum de versiones), “Snakes & Arrows” (2007) y diversos ábumes en directo. Tocan muy bien, su sonido es excelente, si analizas los temas todos son perfectos pero no me emocionan. ¡Qué le vamos a hacer!

Después de ver la película “Beyond The Lighted Stage” me han dado ganas de conocer todos esos discos que no he escuchado pero me da mucha pereza y no tengo ganas de llevarme una decepción. Es mejor no forzar las cosas. Lo que sí me ha dado un poco de envidia es saber cómo se identifican sus fans anglosajones con las letras de sus temas. Soy consciente que me he perdido una parte importante de su música al no conocer sus letras y también sé lo importante que es poder cantar una canción y que la letra te diga algo. Pero en este caso ya no podrá ser aunque me las aprendiera de memoria ya que no es mi lengua. Aún así no estaría mal encontrar algún libro con las letras de todos sus temas en versión original y traducidas.

Este verano celebramos en Vacarisses la segunda edición de la “Merienda Rock” que es una fiesta al aire libre que organizamos entre antiguas amistades para reencontrarnos y disfrutar de la música que nos apasionaba hace años y con la que lo habíamos pasado tan bien. En uno de los ratos en los que yo “pinchaba” puse “Xanadu” para deleite de todo el personal. Esa introducción es irrepetible y te mantiene en un estado de excitación tal que cuando empieza el tema en sí ya estás a cien por hora. Parece que hablemos de sexo, pero no, es música, es rock, es Rush.

Por último solo quiero añadir que aunque no soy mitómano y nunca me ha interesado especialmente nada sobre los músicos  salvo su vertiente artística debo reconocer que me siento orgulloso de ser fan de esta banda. En la película hablan sobre sus crisis como grupo pero por encima de todo el valor que los une es una gran amistad y un gran respeto. Y eso se nota

Nota. Para no tener que arrepentirme de mis palabras hace unos días que escucho en mi coche su último trabajo “Clockwork Angels”. La verdad es que hay momentos muy brillantes donde bajo, guitarra y batería alcanzas niveles de gran inspiración. Seguiré escuchando a ver qué pasa.



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