Bien, ya estamos de vuelta después de más de un año sin carreras. Ha sido un año difícil. Suspendieron la Maratón de BCN una semana antes de celebrarse, con todo el entreno hecho. A partir de ahí, el desierto. Los primeros meses no podíamos salir a la calle. Entrenaba en casa como podía y también en el campo de fútbol que hay en mi centro de trabajo. Esto fue una gran suerte y un privilegio ya que hizo que no perdiera del todo la forma, haciendo tiradas de cuarenta minutos e incluso de una hora en vueltas de un minuto. En la terraza de casa podía estar una hora dando vueltas de una banda a la otra y lo intercalaba saltando con la cuerda. Estabamos deseosos de que nos dejasen salir, siquiera un ratito, para hacer deporte por el campo o la montaña. La primera vez que lo hice me sentía raro, como si estuviera haciendo algo malo. Evidentemente todas estas preocupaciones eran muy menores en comparación con la gravedad de la situación que estábamos viviendo, pero realmente los que estamos acostumbrados a salir a correr o a caminar por la montaña nos sentíamos ansiosos de que llegara el momento de poder hacerlo.
Esta carrera, la Marató de Tossa de Mar, fue aplazada dos veces y en ese tercer intento no lo tenía demasiado claro. Aún así, dos meses antes de la prueba, empecé a entrenar específicamente para ella. Es decir, a incrementar el número de quilómetros semanales básicamente, ya que he dejado de hacer series porque creo que eran el origen de las lesiones que he tenido y está claro que ya no puedo mejorar mis marcas. Entrenaba sin la convicción de que la carrera se llegase a celebrar pero un día recibí un mensaje de la organización diciendo que la prueba estaba autorizada por la Federació Catalana d Atletisme y por lo tanto se celebraría aunque hubiese confinamiento comarcal y que podíamos desplazarnos para disputarla. Eso me dió muchos ánimos y ya pude entrenar con la seguridad de que no lo estaba haciendo para nada.
Esperando a la salida charlando con JRDi69 |
Mis sensaciones entrenando no han sido muy buenas. En otras ocasiones, al llevar ya varias semanas de aumento de entrenamiento, empezaba a notar una evolución y mis ritmos mejoraban notablemente. Esta vez, mis tiempos han sido siempre muy parecidos a excepción de días concretos en los que parecía que mis piernas iban mejor. No lo tenía muy claro e incluso llegué a tener dudas de que fuera capaz de completar la distancia. No he hecho carreras previas para ver mi estado de forma real, para coger ritmo de competición y para romper con la dinámica de los entrenos solitarios a cara de perro. Evidentemente mi experiencia jugaba a mi favor (esta era mi maratón en asfalto número 24) y el hecho de haber participado en muchas pruebas de larga distancia como maratones de montaña, marchas de resistencia y ultratrails, haber vivido muchos momentos de gran cansancio y soledad, el saber que a veces pasas de sentirte muy bien a creer que ya no puedes más en dos minutos y viceversa, hacían que no perdiera del todo la confianza en mi. Mis expectativas para la carrera eran bajas: acabarla en un tiempo que rondara las cuatro horas ya que es una carrera con 950 metros de desnivel positivo, algo inusual en maratones asfalteras.
El domingo 16, una hora antes del inicio ya estaba por la zona de salida. Había llegado a Tossa el día anterior acompañado de Mayte y nos volveríamos a casa el lunes. Había tenido la previsión de pedirme ese día de vacaciones para tomármelo todo con más calma y poder descansar. A las 8:30 de la mañana, después de dejar mi mochila en el guardarropa, caliento un poco y saludo a los compañeros que me encuentro de corredors.cat. Diez minutos antes entro en el cajón de salida. Charlo un rato con otro corredor que me recuerda a mi hace algunos años. Está en un buen momento y tiene un objetivo ambicioso. Estoy muy tranquilo, en realidad no he sentido los nervios pre-maratón que suelen tenerse los dias antes de una carrera de este tipo.
Inicio de la carrera |
Dan la salida y lo hacemos de 4 en 4. A los 100 m nos podemos quitar la mascarilla. Me siento bien los primeros quilómetros (solo faltaría que no fuera así) y voy a un ritmo de unos 5 min/km. Puedo apretar más pero no quiero, sé que la verdadera carrera empieza en el km. 7 cuando subamos de la Platja de la Mar Menuda hasta el Mirador de Tossa, en la carretera de Tossa a Sant Feliu de Guixols. A partir de aquí nos espera un sube y baja contínuo y pasado el km. 24 se da la media vuelta para deshacer todo el camino hecho. Hasta el km. 13 aproximadamente vamos acompañados de los participantes en la media maratón y a partir de aquí la soledad y el silencio. Es una carrera para valientes (o para chalados pensarán algunos). En esta distancia solo eramos 86 inscritos. Lo paso mal entre el 20 y el 24 y en esos momentos siento que la segunda parte se me hará muy dura aunque paso en dos horas por el km. 22, lo cual me hace pensar que puedo bajar cómodamente de las 4 horas. Pensamientos contrapuestos. La expectativa de bajar de las 4 horas se desvanece. Voy de más a menos y en la segunda parte mis ritmos disminuyen considerablemente, aunque no he sufrido tanto como cabía esperar. No me he encontrado con el muro y no he caminado en ninguna subida. Lo que sí he hecho ha sido parar en algunos avituallamientos ya que no había contenedores para lanzar las botellas vacías unos metros más allá de éstos y me sabía mal tirarlo todo por los márgenes de la carretera. Mal por la organización. No me venía de ahí, de perder dos o tres minutos. La última subida, la que va del Camping La Pola al Mirador de Tosa es quizás la más dura de la carrera. Me la conozco bien de haber entrenado en mis veranos o fines de semana en Tossa, pero nunca la había afrontado con tantos quilómetros en las piernas. Sí que lo había hecho disputando esta carrera en su distancia de media maratón (llegué a hacer 1 h 35 min, eran otros tiempos). Se me hace muy dura pero decido que a estas alturas no voy a caminar, no lo he hecho hasta ahora y no me voy a rendir. Sé, que una vez arriba ya todo es bajada hasta la linea de meta. El llegar arriba es sinónimo de triunfo, donde ya puedes saborear la alegría por un obetivo cumplido, por otro reto superado. Me acuerdo del epitafio que el escritor Haruki Murakami quisiera tener grabado. "Al menos aguanté sin caminar hasta el final".
Hasta aquí la vistas son estupendas durante todo el recorido, con la inmensidad del Mar Mediterràneo siempre presente. Es una zona epecial para mi ya que me conecta con una época de mi vida estupenda en la que pude descubrir el amor, la sensación de libertad, lugares magníficos y personas de todo tipo y de todos los lugares de Europa. Pero en fin, eso ya pasó, y ahora, en vez de recrearme con las vistas con las que he disfrutado tanto, lo hago con mis sensaciones y mirando al suelo para no ver lo que queda de subida.
Al inicio de la última bajada mis piernas parecen rebelarse contra el cambio de perfil. Los músculos parecen no saber que deben hacer. Me tiro un buen rato intentado que estos cojan de nuevo la posición correcta para bajar y correr algo más rápido. La llegada a Tossa es emotiva. La gente anima y aplaude por las calles a esos locos que ya llevan cuatro horas corriendo y aparecen en solitario, algunos con un estilo de correr que parece que se vayan a desmontar de un momento a otro. Hombres y mujeres que no se arrugan, que aceptan lo que les venga. En la última recta, en el Passeig Marítim me emociono ante la ovación generalizada. Mayte está allí y le envío un beso. Entro en meta en 4:02:55.
Llegada a meta |
Es mi peor marca en maratón pero lo veo como el incio de un nuevo ciclo. He vuelto a recuperar la confianza en que soy capaz de hacerlo. La próxima será en Noviembre, la Marató de BCN, y entre medias ya veremos lo que va surgiendo. Ahora toca un merecido descanso. Vuelvo a recrearme con las frases de Murakami, escritor y corredor, de su libro "De que hablo cuando hablo de correr":
"Lo único que puedo afirmar con bastante seguridad es que voy a seguir corriendo maratones con todo mi empeño, sin desfallecer, hasta que consiga volver a sentir que he corrido satisfactoriamente. Supongo que, mientras mi cuerpo me lo permita, aunque esté viejo o achacoso, y aunque la gente de mi entorno sugiera cosas como "Señor Murakami, ¿no cree que sería hora de ir dejándolo? Ya tiene usted una edad ¿eh?", seguiré corriendo. Aunque mis tiempos empeoren más y más, estoy seguro de que pondré en ello el mismo empeño y esfuerzo que hasta ahora (e incluso, en ocasiones, más que hasta ahora). Eso es. Me digan lo que digan, está en mi naturaleza. Como en la del escorpión picar o en la de las cigarras agarrarse a los árboles. Como en la del salmón retornar al río en el que nació o en la de las parejas de patos buscarse mutuamente".
Yo no sé si llegaré a tanto, pero si que puedo decir que mientras mi cuerpo aguante seguiré corriendo.
Con Quicu111 |
Vaya mérito tienes Jose Luis, enhorabuena,y déjalo pues cuando no te apetezca
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