Me enteré hace meses que la gira que Roger Waters incluía concierto en Barcelona. En aquel momento pensé que estaría muy bien asistir pero fue pasando el tiempo y no me interesé más. Cuando faltaba poco la noticia llegó de nuevo a mis oídos pero entonces pensé que ya no habría entradas ya que actualmente y desde que se obtienen entradas por Internet es difícil que éstas no se agoten en pocas horas para conciertos de esta magnitud. Hace años para asistir a un concierto debías planearlo con tiempo y bajarte una tarde a BCN, a discos Castello por ejemplo, a comprar tu entrada y la unos cuantos colegas más. Las entradas eran de más calidad que en la actualidad que son un folio facturado en tu propia impresora. Entonces la guardabas como oro en paño y le pedías a los empleados de las puertas que te las cortaran por favor sin romperlas demasiado, a poder ser por la línea de puntos si ésta existía.
Pink Floyd no fué uno de los grupos favoritos en mi juventud. A pesar de eso ya de adolescente tenía en mi colección "The Dark Side of the Moon", "Wish you were here" y "Animals" pero en esa època estaba más interesado en bandas como Deep Purple, Led Zeppelin, Lou Reed o Rory Gallaguer. Aún así, en nuestras acampadas siempre escuchábamos en la tienda de campaña y antes de conciliar el sueño el disco "Wish you were here". Era una tradición casi de obligado cumplimiento.
De hecho, me di cuenta de lo importantes que eran estos temas para mí cuando tuve la oportunidad de ver a Pink Floyd en Julio de 1988, en el ya derribado Estadio de Sarriá. De aquel concierto salí realmente emcionado. Solo me faltó una cosa y era que en el repertorio figurara algún tema de "Animals" y por supuesto la presencia de Roger Waters. Así que 30 años más tarde he podido satisfacer aquel deseo.
Como decía al principio había descartado ir al concierto pero el sábado 14 de Abril por la mañana, después de salir a correr y mientras desayunaba, vi en las noticas de TV3 la crónica de la actuación de la noche anterior. En ese momento se despertó en mi una llama interior que me empujó a mirar si quedaban entradas. Y efectivamente así era. Aún así no lo tenía claro: que si el dinero, que si la pereza de ir a BCN, aparcar, etc y lo volví a descartar. Pero la llama seguía viva y después de la siesta volví a entrar en las webs de compras de entradas y esta vez sí, me decidí a adquirir una. Era de las baratas (51 €), encima del escenario, en el tercer piso, pero para lo que yo quería vivir ya me estaba bien. Eran las 18:15 de la tarde y el concierto empezaba a las 21 h.
Y aquí empiezan las dificultades. A mi impresora le falta tinta y el código de barras no se ve con la suficiente claridad. También la llevo en el móvil pero no sé si este formato serà válido, no logro ver esta información en las condiciones que especifica en la web. Llamo a mi hermano pero no le funciona la impresora, llamo a mi sobrina pero no está. La grabo en un pen y pienso en pasar por una copisteria pero Mayte llama a la puerta de mis vecinos, con los que nos pedimos favores mutuos, hace ya muchos años que nos conocemos. Ellos sí tienen impresora que funcione y nos ponemos en ello. Pero claro, la ley de Murphy está para algo y al encender el ordenador empiezan a instalarse actualizaciones. Total, después de 20 minutos de nervios conseguimos imprimir la entrada. Gracias, Enrique y Manoli. Mientras tanto Mayte me prepara un bocadillo y un botellín de agua ya que no me dará tiempo a nada. Son las 19:15 y si todo va bien tengo tiempo. Ahora toca coger la autopista y atravesar BCN en coche, llegar y aparcar. El tráfico es intenso y una vez que consigo llegar a los alrededores de Plaça Espanya y encaro la subida a Monjuic ya veo que aparcar será muy complicado. Miro al cielo pensando "que dificiles son a veces las cosas" y justo en ese momento un coche diez metros delante de mí pone el intermitente y sale de su sitio. He tenido mucha suerte y estoy justo al inicio de las escaleras hacia el estadio. Una marea de gente va subiendo y yo estoy contento, tengo la certeza de que llegaré a tiempo. Al acercarme a las inmediaciones del Palau Sant Jordi veo la cola que hay que hacer para entrar. Es larga pero avanza a buen ritmo, así que aprovecho para comerme el bocata y beberme al agua ya que no sé si me dejarán pasar la botella. Paso dos controles y cuando llego al último, en el que te leen el código de barras de la entrada, me dicen que hay un error. Se me cae el mundo encima. Un empleado de seguridad me acompaña muy amablemente a un puesto de incidencias y ahí me confirman que la entrada es correcta, ¡menudo susto!. Por fin puedo entrar y a las 20:45, un cuarto de hora antes del inicio del concierto estoy sentado en mi localidad. En la pantalla se ve la imagen de una mujer de espaldas y no hay música de ambiente. El ambiente es tranquilo y yo empiezo a sentir un cosquilleo en mi abdomen. Todo listo para disfrutar. ¡Y vaya si lo hice!
Sobre las 21:20 se apagan las luces, imagino que esperando a que la gente que aún hacía cola acabara de entrar, y a partir de las primeras notas de "Breathe" todo lo que ocurrió sobre el escenario fue maravilloso. En Internet se pueden encontar crónicas muy buenas y con muchos detalles del concierto. Esta está hecha más desde el corazón y de mi vivencia personal y las cosas que pasaron por mi cabeza en esas más de dos horas y media de concierto.
Mis sensaciones fueron un mezcla de calma y mucha emoción. Nada de euforia en esta ocasión, a momentos me descubría a mi mismo totalmente relajado y rendido ante tanta belleza.¿Y mis sentimientos? mezcla también de nostalgia (lo que no volverá, ciertas ilusiones de juventud) y de alegría (lo que he vivido, lo que he sentido, la gente a la que he querido y la que quiero). Llegué pensando que esto era una despedida, que hay que cerrar ciclos y que esto era recrearse demasiado en la nostalgia. Que le vamos a hacer, la música de este siglo no me emociona, hay músicos estupendos y la tecnología actual es magnífica para los conciertos pero no me llega al corazón. La música es maravillosa por si misma pero la experiencia es más completa si va ligada a unas vivencias, sin ellas le falta algo y claro, las vivencias más intensas se viven en la juventud, con tus amigos, pareja o hijos pequeños. Y cuando lo vuelves a sentir, con la música como vehículo, las emociones se desbordan y alguna lagrimita se derrama de tus ojos. Y piensas en lo feliz y lo afortunado que has sido (y que eres) en algunos momentos de tu vida.
El inicio del concierto fue una declaración de intenciones. Versiones fieles al original, incluyendo todos los detalles, el mismo sonido y los solos clavados. Evidentemente la voz de Roger Waters no es la misma de entonces y los pasajes cantados por David Gilmour son muy bien interpretados por el guitarrista. Empezaron con el estupendo "Breathe"para enlazar con la hipnótica "One on these days" (del álbum Meedle). De aqui dieron paso a "Time", quizás unos de los temas más esperados y emblemáticos de Pink Floyd y las emociones iban en aumento. Fieles al disco empalmaron con "Great Gig in the Sky" donde las voces de las dos cantantes no alcanzaron, para mi gusto, las cotas de emoción y sensibilidad del original, Fue quizás el único tema donde se permitieron hacer cambios respecto a la versión del disco. Los temas se sucedían sin pausas y empezó a sonar "Wellcome to Machine", tema que aún hoy día me parece muy vanguardista y que cuando lo escuchaba en la adolescencia ya me parecía del futuro. Creía entonces que en todos los temas había algo místico que yo debía de entender y que con el tiempo he llegado a pensar que no hay nada que descubrir, que son así porque sí, porque sus compositores lo buscaron así. Pasaron entonces a tres temas del último trabajo de Waters ("Deja Vú", "The last Refugee" y "Picture That") que a pesar de no haberlos escuchado nunca me gustaron bastante y no desentonaron con el resto del repertorio. Continuó con la emotiva "Wish you were here" y miré al cielo recordando a mi malogrado amigo Manolo. La sombra alargada de David Gilmour planeaba sobre el Sant Jordi y en mi imaginación acompañaba con su voz las notas del solo de guitarra. El final de la primera parte acabó con "Another Brick on the Wall", la archifamosa canción de "The Wall". Nunca me gustó especialmente este tema, demasiado pop para mi a pesar de su potente mensaje. Aún así debo decir que en directo me pareció estupenda. Los niños que hacían la coreografía estaban alucinando encima del escenario. Debió de ser una gran experiencia para ellos.
Ahora tocaban veinte minutos de descanso. Muchas caras de felicidad entre los asistentes en el momento de acudir a alguna barra de los bares que habían en el Palau Sant Jordi y puertas abiertas para acceder al exterior y poder fumar. Me gustó mucho que el público respetara con bastante silencio los temas y que en ningún momento les diera por dar palmas para acompañer algún tema, acto que me molesta profundamente. Aún quedaba la segunda parte y seguiamos con muchas ganas de disfrutar.
Las luces se apagan, desde las alturas desciende una pantalla que va desplegándose, una pantalla gigante perpendicular al escenario. La imagen que hay en ella es la de la fábrica de la portada de é"Animals" y empezan a sonar los acordes de "Dogs". Ahora sí que entro en euforia, era este uno de los momentos por los que había decidido venir. La versión fue excelente y me pareció soberbio el solo de guitarra con ese momento que tiene que parece que se canse de sí mismo y del tema y lo mande todo a hacer puñetas para volver de nuevo a brillar. ¡Cuanta belleza! Después otro tema de "Animals", nada menos que "Pigs". En la pantalla se mezclan imágenes de politicos, colores y los propios músicos tocando. Se despiden de todo este despliegue con una frase final:"Trump, eres un gilipollas". No es muy poético pero es la verdad.
Siguió el espectáculo con "Money". La verdad es que no quería que la tocaran y no sabía si lo hacían o no. Aunque sabía algunos temas del repertorio no quise enterarme de él en su totalidad. Me gustan las sorpresas y si en un concierto tocan algún tema que no esperas parece que aún lo disfrutas más. No quería que tocaran "Money", no sé, supongo que ya lo he escuchado demasiado. Es un tema que en mi juventud sí que me encantaba y cuando vi a Pink Floyd lo alargaron mucho y yo no quería eso. Quería que los temas fuesen igual que en el disco, no hace falta alargar un solo, los temas están bien así. Afortunandamente la versión fue clavada al original incluído el solo de saxo. Agradecí que fuera así, para improvisar y alargar ya están los músicos de jazz. Este tema dió paso a "Us and Them", precioso y magnífico. Tocaron un último tema del último trabajo de Waters de título "Smell the Roses". Siguieron entonces con más temas de "The Dark Side of the Moon" e interpretaron "Brain Damage" y "Eclipse" con una pirámide de luz encima del escenario y de una parte del público. Los adjetivos ya los he acabado antes. Para mí, lo mejor del concierto ya había pasado.
Después de estos temas el público quiso premiar a este enorme músico y a la banda que lo acompañaba. Una ovación impresionante, larga, muy larga, yo creo que fueron siete u ocho minuts en los que Roger Waters no pudo articular palabra. Visiblemente emocionado, mirado a un lado y al otro del escenario, buscando la complicidad de sus músicos. Rendimos así homenaje a uno de los mejores músicos de la historia del rock y le dimos las gracias por lo que hemos disfrutado grancias a él. Tambien se las dimos por habernos dado la oportunidad de haberlo escuchado esa noche y de haber sido testigos de tanta belleza y sensibilidad gracias a su música y a su presencia. Finalmente pudo hablar y aunque no sé inglés pude entender lo agradecido que estaba y todo el amor que percibía en aquel momento, en aquel lugar.
Acabó el concierto con dos temas de "The Wall": "Mother" y "Confortably Numb", ambos excelentes y que dejaron al público exahusto. Nadie osó pedir un bis.
El inicio del concierto fue una declaración de intenciones. Versiones fieles al original, incluyendo todos los detalles, el mismo sonido y los solos clavados. Evidentemente la voz de Roger Waters no es la misma de entonces y los pasajes cantados por David Gilmour son muy bien interpretados por el guitarrista. Empezaron con el estupendo "Breathe"para enlazar con la hipnótica "One on these days" (del álbum Meedle). De aqui dieron paso a "Time", quizás unos de los temas más esperados y emblemáticos de Pink Floyd y las emociones iban en aumento. Fieles al disco empalmaron con "Great Gig in the Sky" donde las voces de las dos cantantes no alcanzaron, para mi gusto, las cotas de emoción y sensibilidad del original, Fue quizás el único tema donde se permitieron hacer cambios respecto a la versión del disco. Los temas se sucedían sin pausas y empezó a sonar "Wellcome to Machine", tema que aún hoy día me parece muy vanguardista y que cuando lo escuchaba en la adolescencia ya me parecía del futuro. Creía entonces que en todos los temas había algo místico que yo debía de entender y que con el tiempo he llegado a pensar que no hay nada que descubrir, que son así porque sí, porque sus compositores lo buscaron así. Pasaron entonces a tres temas del último trabajo de Waters ("Deja Vú", "The last Refugee" y "Picture That") que a pesar de no haberlos escuchado nunca me gustaron bastante y no desentonaron con el resto del repertorio. Continuó con la emotiva "Wish you were here" y miré al cielo recordando a mi malogrado amigo Manolo. La sombra alargada de David Gilmour planeaba sobre el Sant Jordi y en mi imaginación acompañaba con su voz las notas del solo de guitarra. El final de la primera parte acabó con "Another Brick on the Wall", la archifamosa canción de "The Wall". Nunca me gustó especialmente este tema, demasiado pop para mi a pesar de su potente mensaje. Aún así debo decir que en directo me pareció estupenda. Los niños que hacían la coreografía estaban alucinando encima del escenario. Debió de ser una gran experiencia para ellos.
Ahora tocaban veinte minutos de descanso. Muchas caras de felicidad entre los asistentes en el momento de acudir a alguna barra de los bares que habían en el Palau Sant Jordi y puertas abiertas para acceder al exterior y poder fumar. Me gustó mucho que el público respetara con bastante silencio los temas y que en ningún momento les diera por dar palmas para acompañer algún tema, acto que me molesta profundamente. Aún quedaba la segunda parte y seguiamos con muchas ganas de disfrutar.
Las luces se apagan, desde las alturas desciende una pantalla que va desplegándose, una pantalla gigante perpendicular al escenario. La imagen que hay en ella es la de la fábrica de la portada de é"Animals" y empezan a sonar los acordes de "Dogs". Ahora sí que entro en euforia, era este uno de los momentos por los que había decidido venir. La versión fue excelente y me pareció soberbio el solo de guitarra con ese momento que tiene que parece que se canse de sí mismo y del tema y lo mande todo a hacer puñetas para volver de nuevo a brillar. ¡Cuanta belleza! Después otro tema de "Animals", nada menos que "Pigs". En la pantalla se mezclan imágenes de politicos, colores y los propios músicos tocando. Se despiden de todo este despliegue con una frase final:"Trump, eres un gilipollas". No es muy poético pero es la verdad.
Siguió el espectáculo con "Money". La verdad es que no quería que la tocaran y no sabía si lo hacían o no. Aunque sabía algunos temas del repertorio no quise enterarme de él en su totalidad. Me gustan las sorpresas y si en un concierto tocan algún tema que no esperas parece que aún lo disfrutas más. No quería que tocaran "Money", no sé, supongo que ya lo he escuchado demasiado. Es un tema que en mi juventud sí que me encantaba y cuando vi a Pink Floyd lo alargaron mucho y yo no quería eso. Quería que los temas fuesen igual que en el disco, no hace falta alargar un solo, los temas están bien así. Afortunandamente la versión fue clavada al original incluído el solo de saxo. Agradecí que fuera así, para improvisar y alargar ya están los músicos de jazz. Este tema dió paso a "Us and Them", precioso y magnífico. Tocaron un último tema del último trabajo de Waters de título "Smell the Roses". Siguieron entonces con más temas de "The Dark Side of the Moon" e interpretaron "Brain Damage" y "Eclipse" con una pirámide de luz encima del escenario y de una parte del público. Los adjetivos ya los he acabado antes. Para mí, lo mejor del concierto ya había pasado.
Después de estos temas el público quiso premiar a este enorme músico y a la banda que lo acompañaba. Una ovación impresionante, larga, muy larga, yo creo que fueron siete u ocho minuts en los que Roger Waters no pudo articular palabra. Visiblemente emocionado, mirado a un lado y al otro del escenario, buscando la complicidad de sus músicos. Rendimos así homenaje a uno de los mejores músicos de la historia del rock y le dimos las gracias por lo que hemos disfrutado grancias a él. Tambien se las dimos por habernos dado la oportunidad de haberlo escuchado esa noche y de haber sido testigos de tanta belleza y sensibilidad gracias a su música y a su presencia. Finalmente pudo hablar y aunque no sé inglés pude entender lo agradecido que estaba y todo el amor que percibía en aquel momento, en aquel lugar.
Acabó el concierto con dos temas de "The Wall": "Mother" y "Confortably Numb", ambos excelentes y que dejaron al público exahusto. Nadie osó pedir un bis.
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