domingo, 8 de diciembre de 2013

Acerca de la muerte de Nelson Mandela

Vaya por delante mi gran admiración por este hombre. Recuerdo que cuando salió de prisión (ya empezamos a tener un edad) me sorprendió mucho el hecho de que jamás mostró odio ni rencor, no pidió justicia para él ni ningún tipo de venganza. Su mensaje siempre fue de concordia y de perdón. Después de estar 27 años en la cárcel (sí, 27) me parece una lección impresionante de humanidad, de la que muchos deberían tomar nota y que yo creo que nunca sería capaz de copiar.

Por eso me molesta mucho todo lo que se ha montado ahora alrededor de su muerte. Su figura es alabada por todos los mandatarios del mundo, indistintamente de su color político. Me da mucha rabia. Nelson Mandela defendió la igualdad de oportunidades para todos y la mayoría de los que le elogian públicamente favorecen los intereses del capital, no de las personas, y tenemos ejemplos cada día, aquí en nuestra casa. No soporto tanta hipocresía cuando todos vemos que la política que se quiere imponer en el mundo es precisamente la contraria a la pregonaba Mandela.

También creo que en el fondo se han aprovechado de él. Lo liberaron y de alguna forma, seguro que con otras palabras le vinieron a decir: aquí tienes un país, vas a ganar las elecciones, es lo justo porque además eres uno de los nuestros, nosotros pensamos como tú, tus valores son nuestros valores. Y así, todos los que habían permitido la existencia de un régimen tan salvaje como el “apartheid” quedaron como demócratas de toda la vida. Y todo quedó atado y bien atado. ¿Os suena de algo?

Recuerdo que en año 1986, unos años antes de su liberación, el músico Paul Simon publicó un disco excelente de título “Graceland”. Su gran pecado fue que lo grabó con músicos sudafricanos y utilizó unos estudios de este país. Incluso la ONU quiso vetar el disco porque se había atrevido a romper el embargo cultural al que estaba sometido Sudáfrica y prohibía a los artistas actuar en este país pero se dieron cuenta que en realidad estaban perjudicando a los músicos del país, que en realidad eran las víctimas del sistema. También existía un veto deportivo y sus selecciones no podrían competir internacionalmente pero seguían teniendo relaciones comerciales con muchos países y esto no representaba ningún problema. Muchos de los que ponen a Nelson Mandela como ejemplo contribuyeron a perpetuar el régimen fascista del “apartheid” e hicieron negocios con Sudáfrica, especialmente con la venta de diamantes. También muchos blancos fueron víctimas de este régimen como se puede ver en el fabuloso documental “Serching for Sugar Man” que ya he recomendado en numerosas ocasiones. O sea, que las represalias que la comunidad internacional tuvo con el régimen sudafricano fueron de carácter cultural y deportivo. ¿Alguien entiende algo?

Imagino que Mandela no era tonto. Conocía la realidad de su país mucho mejor que yo y sabía cómo iban a ir la cosas. Supongo que intentó evitar un baño de sangre y eso le honra. Seguro que Sudáfrica ha mejorado mucho y que los habitantes de raza negra han recuperado su dignidad como personas. Es mucho, que nadie piense que no lo valoro, pero aún queda mucho camino por hacer. El dinero sigue en las manos de los de siempre, las desigualdades sociales son enormes y hace un año todos recordaréis como la policía abatía a tiros a 46 mineros durante una huelga. Todavía están en el inicio del camino si realmente quieren tener igualdad de oportunidades.

 
 Y mientras tanto, toda esta gentuza, políticos al servicio del dinero, periodistas de extrema derecha y toda clase de malhechores de traje y corbata seguirán diciendo que los valores de Nelson Mandela son sus valores y harán discursos alabando su figura.

¡¡¡Qué pena!!!


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